La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, defendió este martes, durante su investidura, la reforma al Poder Judicial que busca elegir por voto popular a jueces y magistrados pues señaló que no es “autoritarismo” sino que, en esencia, es democrática.
Sheinbaum negó que la polémica reforma judicial, impulsada por su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, y promulgada el pasado 15 de septiembre, tuviera como objetivo que como presidenta controlara la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
Afirmó que si el objetivo hubiera sido tener el control del Poder Judicial, se hubiera propuesto una reforma “al estilo (del expresidente Ernesto) Zedillo ”, que entre otras cosas redujo el número de ministros de 26 a 11.
Aseveró que el objetivo es que se termine con la corrupción en el Poder Judicial y para ello, recordó, habrá una convocatoria única además de un comité de selección de candidatas y candidatos para garantizar que cumplan los requisitos.
Asimismo, aprovechó para decirles a las trabajadoras y trabajadores del Poder Judicial que sus derechos y salarios “están totalmente salvaguardados”.
Además, Claudia Sheinbaum prometió que en su gobierno “garantizará todas las libertades”, y negó que ocurra una “militarización” de la seguridad pública y un retorno a la ‘guerra contra el narco’.
“Les manifiesto: en nuestro gobierno garantizaremos todas las libertades, la de expresión, de prensa, de reunión, de movilización. La libertad es un principio democrático y nosotros somos demócratas, se respetarán los derechos humanos y nunca usaremos la fuerza del Estado para reprimir al pueblo”, declaró en su primer discurso.
También argumentó que “quien crea que la Guardia Nacional estando en la Secretaría de la Defensa Nacional es militarización está totalmente equivocado”.
Sheinbaum descartó una ‘guerra contra el narco’ como la que declaró el expresidente Felipe Calderón al insistir en que su estrategia de seguridad se basará en “atención a las causas”, la “inteligencia e investigación”, la Guardia Nacional y “cero impunidad”.
Prometió que las inversiones privadas de empresarios nacionales y extranjeros estarán “seguras”, así como una política fiscal “responsable”, durante su primer discurso como nueva mandataria del país.
“Lo digo con toda claridad: tengan la certeza que las inversiones de accionistas de nacionales y extranjeros estarán seguras en nuestro país”, declaró la mandataria tras recibir la banda presidencial en la Cámara de Diputados.
“En materia económica, se mantendrá la autonomía del Banco de México, una política fiscal responsable, una proporción responsable entre deuda y producto interior bruto, promoveremos la inversión pública y la inversión privada”, sostuvo.
También prometió “aprovechar la relación del Tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC) para seguir impulsando la relocalización de las empresas” o ‘nearshoring’.
Asimismo, prometió políticas para combatir la inflación, que alcanzó una tasa general de 4,66 % en la primera quincena de septiembre y aseguró que no aumentará el precio de las gasolinas, del diésel, del gas doméstico, ni de la electricidad en términos reales. “En las próximas semanas estaremos convocando a empresarios para confirmar el acuerdo que mantiene sin aumentos el precio de la canasta básica”, declaró.
Además, prometió que abrirá la generación de energías renovables a la inversión privada, aunque la empresa del Estado, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) mantendrá el control del 54 % de la generación.