Se ha confirmado el lanzamiento de misiles por parte de la Guardia Revolucionaria iraní hacia Israel, como respuesta a los recientes asesinatos del líder de Hamás, Ismail Haniyeh; el jefe de Hezbolá, Hasán Nasrala; y un general iraní. Según el cuerpo militar iraní, los ataques habrían golpeado objetivos estratégicos en el corazón de los territorios ocupados.
Medios iraníes reportaron que Tel Aviv fue uno de los principales puntos de ataque, sin proporcionar más detalles. En un comunicado oficial, la agencia Fars citó a los Guardianes de la Revolución, quienes aseguraron que los misiles lanzados representaban una respuesta directa a los asesinatos de sus líderes, apuntando específicamente contra Israel.
Ante los ataques, el espacio aéreo de Israel fue cerrado y los vuelos fueron desviados a otros destinos, mientras se escuchaban sirenas de alerta en varias ciudades del país. Las autoridades israelíes instaron a los ciudadanos a refugiarse en sus viviendas y mantenerse cerca de los refugios antiaéreos. La alerta fue particularmente elevada en Jerusalén y Tel Aviv, donde se preparaba a la población ante posibles ataques adicionales.
En respuesta, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó a las Fuerzas Armadas estadounidenses que derribaran los misiles iraníes lanzados contra Israel. La Casa Blanca informó que tanto Biden como la vicepresidenta Kamala Harris se encontraban en la sala de crisis, monitoreando la situación y coordinando las acciones necesarias para apoyar a Israel en su defensa. Se emitió un comunicado que advertía sobre las repercusiones que seguirían si Irán continuaba con los ataques.
Se ha confirmado también que Irak decidió cerrar su espacio aéreo por razones de seguridad, ante el temor de que la escalada del conflicto pudiera extenderse a su territorio.