En las últimas seis décadas, la tasa de fecundidad en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha experimentado una notable disminución, alarmando a expertos sobre las posibles consecuencias económicas y sociales a largo plazo. La OCDE señala que el incremento en el costo de la vida y la incertidumbre financiera están desalentando a muchos jóvenes de tener hijos, llevando a una reducción significativa en las tasas de natalidad.
Descenso en la Tasa de Fecundidad
En 1960, la tasa de fecundidad promedio en los países de la OCDE era de 3.3 hijos por mujer. Sin embargo, para 2022, esta cifra se redujo a 1.5 hijos por mujer. Este descenso coloca la tasa de fecundidad por debajo del nivel de reemplazo, que es de 2.1 hijos por mujer, necesario para mantener la población constante sin considerar la migración.
México ha visto un ajuste aún más drástico. En 1960, la tasa de fecundidad era de 6.8 hijos por mujer, mientras que en 2021 se redujo a 1.8 hijos por mujer. El país cruzó el nivel de reemplazo entre 2014 y 2015.
Factores Detrás del Descenso
La OCDE atribuye esta tendencia a varios factores. Entre ellos, la falta de políticas para facilitar la inclusión laboral de las mujeres, como sistemas de cuidados y licencias de paternidad paritarias, además de una serie de crisis mundiales recientes, como la pandemia de COVID-19, preocupaciones climáticas y la crisis del costo de vida. Estas crisis han aumentado las inseguridades económicas, dificultando la transición a la paternidad.
La disminución de la tasa de fecundidad plantea serios desafíos. En menos de medio siglo, la población en edad de trabajar en estos países enfrentará el doble de adultos mayores. En 2020, había 30 personas mayores de 65 años por cada 100 en edad de trabajar. Para 2060, se espera que esta cifra aumente a 59.
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