Tatuajes y cáncer: un nuevo estudio preocupante

Tatuajes y cáncer: un nuevo estudio preocupante

Tatuajes y cáncer: un nuevo estudio preocupante

Posible relación entre tatuajes y cáncer

Un reciente informe de la Universidad de Lund ha encontrado una posible relación entre los tatuajes y la aparición de linfomas. El estudio, que analizó datos de 12,000 personas entre 20 y 60 años, sugiere que el riesgo de desarrollar linfoma maligno podría ser un 21% mayor en individuos con al menos un tatuaje. Este hallazgo inquieta a la comunidad médica y genera dudas sobre los efectos a largo plazo de las tintas utilizadas en estos procedimientos.

De la marginalidad a la cultura global

El arte del tatuaje ha recorrido un largo camino desde sus orígenes. En el neolítico, los humanos se tatuaban por razones místicas y tribales. Con el tiempo, soldados y marineros adoptaron esta práctica, llevando consigo símbolos de sus viajes y experiencias. Eventualmente, los tatuajes se asociaron con la delincuencia, debido a que muchos marineros eran considerados criminales.

No obstante, a finales del siglo XIX, en la Londres victoriana, los tatuajes empezaron a ganar aceptación entre la élite europea. Este cambio continuó durante el siglo XX, con las clases medias y altas abrazando los tatuajes como una forma de expresión artística y personal. Hoy, los tatuajes son parte integral de la moda juvenil y un complemento de belleza, reflejando diversas motivaciones, desde la vanidad hasta la rebeldía.

Las consecuencias de las tintas

La preocupación por los efectos de las tintas de tatuaje en la salud ha aumentado. La doctora Christel Nielsen, líder del estudio de Lund, explicó que la tinta puede desencadenar una inflamación de bajo grado en el cuerpo, lo que podría estar relacionado con el desarrollo de linfoma. Las tintas contienen metales pesados como arsénico, cromo y cobalto, además de hidrocarburos aromáticos policíclicos y azoderivados, todos ellos con potencial cancerígeno.

Nielsen describe el acto de tatuarse como una “agresión” a la piel, debido a la introducción de partículas externas que el sistema inmunológico percibe como intrusos. Aunque el hallazgo no es concluyente, sugiere que la tinta podría distribuirse por el cuerpo, afectando órganos vitales como el riñón, el hígado o los pulmones. Por ello, Nielsen insiste en la necesidad de realizar más investigaciones para confirmar estos resultados.

Reflexiones y recomendaciones

El doctor Erwin Grussie, experto en linfoma del Providence St. Joseph’s Medical Center, tranquiliza a la población afirmando que no hay motivo para alarmarse de inmediato. Aconseja esperar a obtener más datos antes de tomar decisiones precipitadas sobre los tatuajes.

Por otro lado, el escritor y periodista Nadal Suau defiende la permanencia de los tatuajes como un pacto con nuestra propia memoria. Considera que borrar o cubrir tatuajes rompe con la lógica profunda de esta práctica, que radica en aceptar quienes fuimos en cada etapa de nuestra vida.

Un tatuaje ya no es para siempre

El arrepentimiento por los tatuajes es común. Según Kaosystem.com, el 89 % de las personas tatuadas no están satisfechas con al menos uno de sus tatuajes. Afortunadamente, la tecnología actual permite eliminar o corregir estos diseños. Sin embargo, Suau aboga por conservar los tatuajes como parte de nuestra historia personal.

El estudio de Lund abre un debate sobre la seguridad de los tatuajes y la necesidad de más investigaciones. Mientras tanto, aquellos con tatuajes deben ser conscientes de los posibles riesgos y consultar a un médico si experimentan síntomas relacionados con la tinta.


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