Un millar de migrantes, que esta semana llegaron a la mexicana Ciudad Juárez en el tren conocido como ‘La Bestia’, deambulan a lo largo de 10 kilómetros del Río Bravo que hace la frontera entre Juárez y El Paso, Texas, con la esperanza de pasar hacia Estados Unidos.
Luis Ortiz llegó esta semana desde Venezuela a bordo del ‘La Bestia’, un medio de transporte de carga que atraviesa el país y que es utilizado por muchos migrantes para transportarse desde el sur de México, y de inmediato se dirigió hacia el Río Bravo.
“Aquí la problemática es que no nos vean pasar de ninguna manera. Nos dicen que nos traslademos a la puerta 45, pero a la puerta 45 no nos podemos trasladar porque esa puerta es demasiado peligrosa, porque allá abajo hay cárteles y aquí hay muchos niños, mujeres y allá nos van a secuestrar”, dijo Ortiz a EFE mientras caminaba a un lado del Río Bravo.
Las personas en movilidad que llegan hasta este punto lo hacen sin cobijas, por lo que no hay campamentos como sí ocurre en otras zonas de la frontera.
A todas horas, a lo largo de unos 10 kilómetros del río Bravo en la frontera entre Juárez y El Paso, se pueden ver a grupos de personas que incluyen familias completas que van de un lado a otro tratando de cruzar.
“(Las autoridades) tampoco nos quieren ayudar (…) aunque sea escoltarnos hasta cierto trayecto. Nos tienen sin agua, nos tienen totalmente deshidratados, entonces nosotros vamos a estar aquí hasta que la resistencia nos dé, para ver si podemos pasar a EE.UU.”, señaló Ortiz.
Afirmó que los miles de migrantes que han llegado en los últimos días no sabían que encontrarían una frontera prácticamente sellada con barreras físicas y mucha vigilancia por parte de México y Estados Unidos.
El gran reto para los migrantes es viajar en grupos lo suficientemente grandes para evitar que las autoridades de migración puedan bajarlos del tren por la fuerza. Es por ello, abundó, que los migrantes se congregan en grupos de 200 o 300 personas, como mínimo, ya que si llegan a bajarlos tienen que correr por el desierto para evitar ser detenidos.
Agregó que una de las partes más dolorosas es cuando las autoridades devuelven a las personas en condición de movilidad, porque los regresan a otros lugares de México y no a su país de origen.
La presión por la migración crece porque este año coinciden las elecciones presidenciales de Estados Unidos y México, donde los migrantes irregulares detectados por el Gobierno subieron un 77 % en 2023 hasta un récord de 782.000.