Durante una reciente conferencia de prensa, Luis Cresencio Sandoval, el líder de Sedena, reveló que Michoacán es el estado más afectado por esta nueva forma de agresión, junto con el uso alarmante de artefactos explosivos improvisados. La estadística es inquietante: cerca de 980 dispositivos explosivos han sido neutralizados, reflejando la gravedad de la situación y la urgente necesidad de una respuesta efectiva.
La estrategia de Sedena no solo se centra en contrarrestar los ataques aéreos no tripulados, sino también en mejorar la capacidad de detección de explosivos para proteger a su personal durante operaciones críticas de seguridad y reconocimiento. La adopción de esta tecnología avanzada es un paso adelante hacia la salvaguarda de la integridad de las fuerzas de seguridad y la población civil.
La formulación de un plan integral que se presentará al Gabinete de Seguridad, con el objetivo de dotar a las fuerzas armadas con herramientas tecnológicas que aseguren una protección eficaz contra estas amenazas emergentes. Esta iniciativa no solo busca neutralizar los riesgos actuales, sino también anticiparse a la evolución del conflicto, adaptándose a las tácticas cambiantes del crimen organizado.
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