Una reciente investigación por Oceana, una prestigiosa organización dedicada a la conservación marina y la investigación científica, ha puesto al descubierto una práctica fraudulenta que implica la venta de hielo bajo la apariencia de pescado y mariscos de calidad.
La práctica fraudulenta identificada implica el uso excesivo de un método conocido como glaseado, que consiste en añadir una capa de hielo sobre los pescados y mariscos para preservar su frescura durante el transporte y almacenamiento. Aunque el glaseado en sí es una técnica aceptable y común, el problema surge cuando este se utiliza en exceso, inflando artificialmente el peso del producto. Esto significa que los consumidores están pagando más por menos producto real, un golpe directo a su economía y a la transparencia del mercado.
La falta de regulaciones claras respecto al uso del glaseado complica aún más la situación. Sin límites definidos ni la obligación de informar al consumidor sobre el porcentaje real del producto versus el glaseado, la confianza en los proveedores de pescados y mariscos está en juego.
Esta situación no solo perjudica la relación entre consumidores y proveedores sino que también subraya la urgencia de implementar medidas de transparencia y regulación más rigurosas en la industria.
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