Los obispos de Estados Unidos y México emitieron conjuntamente un llamado a las autoridades para abordar la migración desde una perspectiva compasiva y construir un futuro mejor junto con los migrantes. En un documento conjunto, los religiosos destacaron la realidad que enfrentan los migrantes en la frontera, donde aproximadamente 8,000 migrantes llegan diariamente, enfrentando difíciles condiciones y reglas severas en los límites entre Texas y México, así como amenazas de crimen organizado.
Los obispos no abogan por fronteras abiertas, sino por leyes que respeten los derechos humanos básicos. Expresaron su angustia por la vulnerabilidad de los migrantes ante organizaciones criminales, corrupción y complicidad de algunas autoridades. Se manifestaron preocupados por el tráfico y la trata de personas, el desplazamiento forzado, detenciones y deportaciones sin respetar los derechos de aquellos que buscan protección internacional, así como la persecución y criminalización que enfrentan.
Aunque reconocieron los esfuerzos de las autoridades de ambos países, los obispos pidieron incrementar y simplificar la concesión de visados, abrir corredores humanitarios seguros y ofrecer alojamiento digno. Asimismo, instaron a garantizar la libertad de movimiento y la posibilidad de trabajar para los migrantes, proteger a los menores migrantes, brindarles educación, favorecer la reagrupación familiar, integrar a los migrantes a la sociedad y preparar a las comunidades locales para procesos integrativos.
Mientras tanto, en otra parte, migrantes que integran la caravana Éxodo de la Pobreza se movilizaron hacia el municipio de Santo Domingo Zanatepec después de permanecer cuatro días en San Pedro Tapanatepec, en la región del Istmo de Tehuantepec. La caravana está compuesta por mil 100 personas, incluyendo hombres, mujeres y niños.