¿ Qué pasa en Artemisa (Cuba) ?
La producción agrícola en Artemisa, provincia que solía ser uno de los graneros de La Habana, ha disminuido drásticamente en los últimos años, una situación común en toda la isla que obliga al gobierno a importar el 100% de los alimentos de la canasta básica.
Los expertos han advertido sobre el riesgo de inseguridad alimentaria en la isla socialista, cuyo gobierno distribuye gran parte de sus alimentos a precios subsidiados mediante mecanismos de racionamiento a sus 11 millones de cubanos.
Un campesino de Artemisa, provincia vecina de La Habana, dice que esas tierras son “divinas”, pero “falta estiércol, fertilizante, semillas” para trabajar.
Este agricultor forma parte de una cooperativa que antes recibía todos los insumos del gobierno, pero ahora “no tenemos nada, no nos dan”, se lamenta mientras cosecha cebollino en su plantación.
“Tenemos tractores en mal estado, no tenemos recursos, no hay combustible, no recibimos aceite ni neumáticos. Tenemos que arar la tierra con una yunta de bueyes”, lamenta.
Anteriormente, cada municipio de Artemisa tenía un centro de acopio para almacenar las cosechas y venderlas, pero “estos centros casi ya no existen, no hay forma de vender ni transportar las cosechas”, afirma Caída del 35% –
En un campo cercano, Jesús, otro campesino que trabaja estas tierras rojas y fértiles desde hace 40 años, dice que el rendimiento de la malanga, un tubérculo muy apreciado por los cubanos, se ha reducido a la mitad.
Esta plantación “antes daba de cuatro a seis sacos por surco, pero ahora da la mitad. La cosecha está sujeta a la suerte”, dice mientras hunde los pies descalzos en la tierra.
Según datos oficiales, la producción agrícola disminuyó un 35% entre 2019 y 2023. La producción de azúcar, alguna vez una industria emblemática en Cuba, cayó de 816.000 toneladas en la temporada 2020-2021 a 470.000 en la temporada 2021-2022, y la mayor parte del Se están importando arroz y frijoles, alimentos básicos de los cubanos.
“Tenemos una ley de soberanía alimentaria y no tenemos alimentos, estamos por aprobar una ley para fomentar la ganadería y no tenemos ganado, y tenemos una ley de pesca (…) y no hay peces”, dijo el Presidente Miguel Díaz-Canel ante el parlamento en diciembre.
En septiembre, el ministro de Economía, Alejandro Gil, afirmó que el gobierno importa “prácticamente el 100% de la canasta básica alimentaria”, frente al 80% antes de la pandemia de coronavirus.
A las debilidades estructurales de la economía cubana se suman la débil recuperación del turismo, la segunda fuente de divisas antes de la pandemia, y el endurecimiento de las sanciones de Estados Unidos desde 2021.
“Existe un riesgo real”
Etienne Labande, representante del Programa Mundial de Alimentos (PMA), admitió que ante este escenario, la amenaza de la inseguridad alimentaria es real.
“Hay escasez de alimentos producidos localmente, y se sabe que importarlos a Cuba es muy complejo debido al embargo estadounidense vigente desde 1962, por lo que, de hecho, existe un riesgo”, dijo a la AFP.
Los problemas se han agravado desde la implementación en 2021 de una reforma monetaria que impulsó la inflación, alcanzando el 45,8% entre enero y mayo el 39% en 2022, según datos oficiales. Para los analistas, ya superó los tres dígitos.
Esto “produjo aumentos en los precios de bienes y servicios básicos y afectó la vulnerabilidad de los hogares a la inseguridad alimentaria”, señala el informe del PMA de 2022.
Desde que asumió el poder en 2008, el entonces presidente Raúl Castro inició una reforma agrícola para estimular la producción de alimentos, que incluyó la entrega de tierras ociosas en usufructo, el cierre de granjas estatales improductivas y la autorización de ventas directas al sector turístico.
Para Pavel Vidal, economista cubano y académico de la Pontificia Universidad Javeriana de Cali, Colombia, “si no se basan en la lógica del mercado, estas reformas no darán frutos”.