El viernes 8 de septiembre de 2023, pescadores y residentes de Fukushima y otras cinco prefecturas a lo largo de la costa nororiental de Japón tomaron una medida legal importante al presentar una demanda para detener la descarga de aguas residuales radiactivas de la planta nuclear devastada de Fukushima en el océano, un proceso que ya ha comenzado.
Una protesta con serias implicaciones
La demanda, interpuesta ante la Corte Distrital de Fukushima, argumenta que esta descarga está perjudicando los medios de vida de los pescadores y viola el derecho de los residentes locales a vivir en paz. En total, 151 personas presentaron la demanda, con dos tercios de ellos provenientes de Fukushima y el resto de Tokio y otras cuatro prefecturas.
La polémica descarga al océano
La controvertida descarga de agua residual tratada y diluida al océano comenzó el 24 de agosto y se planea que continúe durante décadas. Enfrenta una fuerte oposición por parte de grupos de pescadores, quienes temen que pueda dañar la reputación de sus productos, a pesar de que se afirma que es inofensiva.
El legado de Fukushima Daiichi
La planta nuclear de Fukushima Daiichi sufrió la fusión de tres reactores después de un terremoto de magnitud 9 y un posterior tsunami que afectaron sus sistemas de enfriamiento. A día de hoy, la planta sigue produciendo agua altamente radiactiva que se almacena en miles de tanques que ocupan gran parte de sus terrenos.
Las posturas en conflicto
El gobierno y el operador de la planta, Tokyo Electric Power Company Holdings (TEPCO), argumentan que es necesario retirar los tanques para poder desmantelar la planta. Mientras tanto, los demandantes exigen la revocación de los permisos otorgados por la Autoridad Reguladora Nuclear para la descarga del agua y la detención de dicho proceso.
Argumentos contrapuestos
El gobierno y TEPCO aseguran que el agua tratada cumple con los requisitos legales para la descarga y que se diluye cientos de veces con agua de mar antes de llegar al océano. Además, el Organismo Internacional de Energía Atómica, que revisó el plan de descarga por solicitud de Japón, afirmó que el impacto en el medio ambiente, la vida marina y los seres humanos será insignificante.
Una acción que genera debate ético
“No podemos ignorar que la descarga deliberada en el mar es un acto dañino intencional que agrava la tragedia del accidente nuclear”, destacó el abogado Hiroyuki Kawai. Añadió que el océano es un recurso público y que es contrario a la ética que una empresa vierta agua en él.
TEPCO ha anunciado que no realizará comentarios hasta que haya revisado la demanda.
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