En República Dominicana, el vertedero de Duquesa recibe diariamente más de 4.000 toneladas de desechos. Este monte de basura, que se ha acumulado durante más de 30 años, emite olores insoportables, además de metano y líquidos tóxicos. Ahora, el Gobierno ha iniciado los trabajos para poner fin a esta situación.
El mayor vertedero de América Latina y el Caribe
El vertedero de Duquesa es el mayor de su tipo en América Latina y el Caribe. Datos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) lo ubican como el quinto más grande del mundo, después de aquellos en Yakarta, Nairobi, Lagos y el Gran Parche en el Pacífico. Con más de tres décadas de basura acumulada, se ha convertido en una montaña de desechos de millones de toneladas en descomposición.
Trabajo y vida entre la basura
Más de mil personas, incluido Esterio, un buzo haitiano, trabajan en el vertedero recopilando materiales reciclables, como cartón, plástico y metales, que venden a intermediarios de empresas de reciclaje. Aunque la vida en Duquesa es dura, Esterio señala que es mejor que estar en la calle. Colecta plástico y papel, y gana entre 500 y 1.000 pesos al día (8-16 euros). Su jornada comienza a las seis de la mañana y termina alrededor del mediodía.
Transformación y proyección a futuro
Los trabajos de transformación de Duquesa han comenzado en 2023 y se espera que se completen en cinco años. El plan es convertir el vertedero en un parque verde y arbolado que no represente un riesgo ambiental. Mientras tanto, se busca un nuevo emplazamiento para un vertedero con mayores medidas de seguridad y una planta de separación y reciclaje de materiales.
El Banco Interamericano de Desarrollo, la Agencia de Cooperación Internacional de Japón y la Cooperación Española otorgarán un crédito de alrededor de 110 millones de dólares para financiar el plan de transformación. Se busca no solo solucionar el problema de la basura, sino también mejorar los hábitos de separación y reciclaje y fomentar una gestión sostenible de los residuos.
Un futuro incierto para los trabajadores
El cierre de Duquesa tiene implicaciones sociales y laborales significativas. La gran mayoría de los trabajadores, alrededor del 80%, son haitianos sin papeles. El proceso de cierre requiere una transición justa para ellos y la comunidad que depende del vertedero. Organizaciones defensoras de derechos humanos han destacado la importancia de este proceso en medio de la controversia sobre la migración desde Haití.
La formalización laboral y el apoyo a los trabajadores son aspectos cruciales en este proceso de cierre. El Movimiento Nacional de Recicladores ha abogado por una transición justa y propone que los recicladores sean socios de la planta de reciclaje. A pesar de los retos, el cierre de Duquesa representa un paso importante para mitigar el impacto ambiental y mejorar la calidad de vida en la región.
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