En medio del vasto Océano Pacífico mexicano, se encuentra un rincón poco conocido que alberga una historia de discordias, tragedias y misterios. Esta isla, llamada Clipperton o también conocida como la Isla de la Pasión, aunque pertenece a México, es en gran medida desconocida para la mayoría de la población. Sin embargo, su ubicación cercana a las costas de Acapulco y Playa La Llorona en Michoacán la hace un elemento intrigante en la geografía y la historia de México.
La historia de Clipperton está envuelta en un halo de controversias que han contribuido a forjar su carácter peculiar. Este atolón coralino, un anillo de arrecife de coral con una laguna de agua dulce en su centro, debe su nombre al pirata inglés John Clipperton, quien llegó a sus costas en el siglo XVIII. Aunque es geográficamente pequeña, su historia ha sido marcada por diferentes etapas y protagonistas que la han convertido en un lugar de disputa.
El atolón fue descubierto por el explorador español Álvaro de Saavedra en 1527, lo que lo convirtió en posesión española. No obstante, fue el pirata John Clipperton quien dejó su huella en la isla en 1705, utilizándola como base para operaciones y escondite para sus tesoros saqueados a los galeones españoles. A pesar de los intentos de Inglaterra, la isla fue reclamada por Francia en 1711 y bautizada como la Isla de la Pasión.
La historia de Clipperton está llena de giros y episodios trágicos. Durante la Revolución Mexicana, la isla albergó a los trabajadores de la compañía estadounidense Pacific Island Company, quienes explotaban el guano, un valioso fertilizante. Sin embargo, la quiebra de la compañía sumió a los habitantes en la ruina, y la interrupción de suministros debido al conflicto revolucionario llevó a una crisis humanitaria.
La historia de la isla está salpicada de tragedias y locura. Los habitantes sufrieron hambre y enfermedades, y en medio de la desesperación, algunos intentaron huir en canoas, encontrando un destino trágico en las aguas circundantes. En medio de esta devastación, un hombre llamado Victoriano Álvarez se autoproclamó “rey” de Clipperton, sumiendo a la isla en un ambiente de desolación y abuso.
La llegada de un barco estadounidense en 1915 finalmente rescató a las pocas mujeres y niños que sobrevivieron a estas difíciles condiciones. Sin embargo, Ramón Arnaud Vignon, un militar mexicano enviado por Porfirio Díaz para gobernar la isla, se negó a abandonarla, dejando a los habitantes restantes en una situación de desamparo.
A pesar de los diversos intentos de aprovechar su potencial, como realizar pruebas nucleares o convertirla en destino turístico, Clipperton permanece en gran parte abandonada en la actualidad. La isla solo recibe visitas esporádicas de pescadores, marinos y científicos, quienes exploran sus costas y buscan desentrañar los secretos que oculta.
La Isla de la Pasión, o Clipperton, continúa siendo un enigma en el Pacífico mexicano. Su historia, llena de giros y tragedias, encierra lecciones sobre la fragilidad humana y las disputas geopolíticas. En un mundo donde la mayoría desconoce su existencia, esta pequeña isla sigue siendo un recordatorio de las complejidades y misterios que el océano puede ocultar.
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