Por FREDDY SERRANO DÍAZ
No todo es malo, son tiempos de cambio y no propiamente el que los políticos prometen en campaña, comenzamos a tener congresos independientes, que a pesar de la necesidad de recuperar lo invertido en costosos procesos, se habrán de entregar menos, no se someten, tal vez negocian pero entienden la importancia de defender a los que votaron por ellos, esos mismos que escogen responsables del ejecutivo.
Aún cuando parezca hipotético, podemos estar acudiendo a armar un estado amparado en la teoría clásica de la división de poderes: ejecutivo, legislativo y judicial; comienza a ser posible un cambio que depende de la gente y no del ego de los autodenominados demócratas con aires de monarcas.
Lo menos importante es saber, ¿quien lo puede estar logrando?, eso solo abastece la vanidad, lo que cuenta es que por primera vez vemos más independencia en Cortes y el mismo Congreso, donde algunos a la antigua se resisten a entender que las cosas pueden ser diferentes.
Es un escabroso camino donde mandatarios ejecutivos deberán limitarse a administrar y gobernar; corporados a discutir y aprobar leyes, mientras los jueces a dictar órdenes en torno al cumplimiento de las normas.
Los extrema derecha e izquierda lo lograron, fue tal la animadversión que consiguieron sus ataques entre ellos, que la gente comenzó a cansarse y ya no quiere ser gobernada por engreidos reyezuelos, estamos agobiados por la acumulación del poder, el abuso y los privilegios para esos pocos que advierten: “de malas” y “¿de que me hablas viejo?”.
Es el momento del “poder de la gente”, ese que decide por encima y no por debajo de la mesa, llego la hora de disminuir beneficios y entender; “salgamos a votar para que unos pocos no terminen como ayer, tomando decisiones inadecuadas”.
“El primer paso no nos lleva a donde queremos, pero nos saca de donde estamos”.