• La investigadora considera importante hacer un análisis real de la efectividad que tienen estos decretos gubernamentales para el cuidado de espacios protegidos, conocer si existe un financiamiento y personal capacitado para mantener un cuidado adecuado y un plan de manejo eficiente.
Con el objetivo de identificar las amenazas antrópicas que afectan a las Áreas Naturales Protegidas (ANP) del Estado de México, Martha Mariela Zarco González, investigadora del Instituto de Ciencias Agropecuarias y Rurales de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), analiza los cambios que han tenido estos espacios a partir del uso de suelo y el cambio climático.
Según datos de la Comisión Estatal de Parques Naturales y de la Fauna (CEPANAF), oficialmente el Estado de México cuenta con 90 ANP, convirtiéndose así en la entidad con más áreas protegidas en el país, las cuales se han visto afectadas gradualmente por las actividades económicas, humanas y políticas que existen dentro de ellas.
Zarco González explicó que el Estado de México enfrenta problemas ambientales fuertes, ya que además de ser una de las entidades más pobladas a nivel nacional, posee tasas de deforestación sumamente elevadas, problemas como el estrés hídrico, sequía y escasez de agua, además de la contaminación de aire y suelo, que son alarmantes y terminan con la pérdida de hábitat y espacios naturales.
La investigadora considera importante hacer un análisis real de la efectividad que tienen estos decretos gubernamentales para el cuidado de espacios protegidos, conocer si existe un financiamiento y personal capacitado para mantener un cuidado adecuado y un plan de manejo eficiente. Además, es importante resaltar que estas áreas son afectadas por amenazas como la presencia de sitios turísticos, minería y aprovechamiento forestal.
Aunado a ello, comenta que por lo menos 60% del territorio decretado como ANP es de propiedad social, es decir, que hay personas que habitan estos espacios, y que generalmente son comunidades rurales, grupos indígenas o poblaciones pequeñas que sufren de marginación. Las necesidades y actividades de estos grupos aceleran el cambio del uso del suelo y de los recursos naturales que existen en el espacio, lo que también representa un problema para la conservación de las ANP.
Un cuidado apropiado de estas zonas representa la protección de la biodiversidad, ya que pueden funcionar como refugios climáticos y cuidado de ciertas especies, además de dar un aprovechamiento sustentable de recursos para las comunidades que viven dentro de estos espacios: “No es importante, es vital cuidar de estas áreas para mantener la funcionalidad de los ecosistemas y los recursos naturales del Estado de México”, resaltó Zarco González.
La investigadora considera necesario concientizar a la sociedad mexiquense sobre esta problemática y mantenerse informado, pues todos somos responsables del uso inadecuado y de la explotación de estos recursos y áreas naturales. Solo modificando hábitos en nuestro día a día, como cuidando el agua o ahorrando luz eléctrica, podemos hacer una diferencia y frenar esta emergencia ambiental: “Simplemente sumando esfuerzos, sumando acciones, sumando cambios y sumando conciencias es factible hacer un cambio”, abundó.