Un tesoro arqueológico oculto durante décadas, conocido como Chichén Viejo, finalmente abrirá sus puertas al público a partir del 2 de septiembre de 2023. Este sitio, que formó parte de una especie de ciudad de la élite maya dentro de la famosa zona arqueológica de Chichén Itzá.
Chichén Viejo, ubicado a unos 800 metros al suroeste de la parte central de Chichén Itzá, alberga 25 edificios distribuidos en 2 plazas sobre un basamento amurallado, ocupando alrededor de 14,605 metros cuadrados.Este complejo arquitectónico, anterior al desarrollo que dio fama a Chichén Itzá, sirvió como residencia, área administrativa y religiosa para la élite maya de la época. Durante años, Chichén Viejo permaneció restringido para los turistas, pero en los últimos años, el INAH ha realizado trabajos exhaustivos de recuperación, restauración, conservación e investigación, lo que ha llevado al descubrimiento de miles de bienes inmuebles y piezas de cerámica en la zona arqueológica.
José Francisco Osorio, director de la zona arqueológica de Chichén Itzá, destacó que Chichén Viejo fue habitado por dinastías mayas que gobernaron la región. Los líderes de estas dinastías solían trasladarse junto con sus familias y séquitos hacia la parte central de Chichén para participar en actividades religiosas, cívicas y políticas.
La apertura de Chichén Viejo coincide con la polémica construcción del Tren Maya, en un contexto de creciente interés por preservar y dar a conocer las riquezas arqueológicas de México. Además de Chichén Viejo, otro cambio importante en la experiencia turística será la inauguración del primer museo arqueológico de sitio en Chichén Itzá.
La Serie Inicial, como también se le conoce a Chichén Viejo, ha sido objeto de estudios e investigaciones desde la década de los 90 del siglo XX.
Los hallazgos realizados por empleados del INAH durante los trabajos de exploración, mantenimiento y restauración en esta área revelaron elementos decorativos asociados a las actividades y rituales de los gobernantes que residían en el Palacio de los Falos, una estructura significativa de este complejo.
El arqueólogo José Francisco Osorio León mencionó que el sitio fue explorado inicialmente por Edward Thompson en 1895 y posteriormente tuvo un resurgimiento en 1923 gracias a los investigadores del Instituto Carnegie de Washington.
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