Mickey Mouse pronto tendrá permiso para salir de su casa matriz, pero Disney en realidad tiene otros problemas igual de graves. Considerados como clásicos, algunas de las primeras películas de Disney se han convertido en las más influyentes del cine de animación, por lo que es sorprendente que la compañía no haya tenido el cuidado suficiente con sus materiales de origen.
Las películas como ‘Blancanieves’, ‘Bambi’, ‘Fantasía’ y ‘Pinocho’ son fundamentales en la historia de Walt Disney Company. Sin embargo, a medida que pasan las décadas, el recuerdo de estas películas permanece más fuerte que el material de origen. No es difícil pensar que, en la mitad del siglo pasado, los métodos de producción cinematográfica eran muy diferentes a los actuales.
Según informa espinof, cerca del 95% del material original de estas películas habría sido destruido debido a las acciones del propio estudio y de sus animadores. En una época en la que no existían los métodos digitales, el proceso de creación era mucho más rústico.
El animador de Disney, Arthur Stevens, reveló que los animadores solían arrojar al suelo lienzos que contenían fotogramas de las películas. Estos lienzos terminaban acumulados en pilas sin ningún tipo de cuidado. Según las estimaciones de espinof, solo uno de cada 20 artículos de los contenidos originales fue resguardado adecuadamente.
Disney nunca ha proporcionado una aclaración sobre la cantidad de material original que ha preservado, pero se sabe que la compañía cuenta con un edificio para resguardar muchos de los materiales físicos. Por ejemplo, todos los bocetos originales de ‘Blanca Nieves y los Siete Enanitos’ se conservan en la biblioteca privada ubicada en California. En el lugar, existen 12 bóvedas que albergan materiales originales de 12 películas distintas. Se estima que la instalación contiene alrededor de 65 millones de piezas artísticas, según información proporcionada a Vulture en 2017 por Drew Taylor, un periodista que visitó la biblioteca.
El administrador de la biblioteca de contenidos de Disney, Fox Carney, admitió que “mucho del arte podría ya no existir”. Aunque no proporcionó más detalles sobre la gestión de los bocetos, queda claro que hace 80 años nadie pudo haber previsto que estos trabajos no solo serían piezas de producción indispensables para las películas, sino también piezas fundamentales de la historia de la animación.