Volver al pasado

Cristina Plazas Michelsen

 

Esta semana, el Instituto para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ) reveló que se han registrado 44 masacres en lo corrido del año. Fuimos pocos los que le dimos eco a esta noticia. Desafortunadamente, hoy en día, las muertes son utilizadas como herramientas de manipulación política, donde la indignación y la exigencia de justicia se limitan a aquellos casos que se alinean con determinadas ideologías o agendas.

 

La situación de orden público se está recrudeciendo en todo el país. Basta escuchar las denuncias de los gobernadores y los alcaldes para comprender que estamos regresando al pasado a pasos de gigante.

 

Juan Guillermo Zuluaga, gobernador del Meta, es el funcionario que más ha llamado la atención sobre la crisis de seguridad y orden público en el país. Comenzó denunciando el abuso de las disidencias de las FARC en el sur del departamento. En aquel momento, fue una voz solitaria que advertía cómo este monstruo de mil cabezas crecía ante la impotencia de la fuerza pública y la vista gorda de la administración Petro. Ese mismo gobierno dejó plantados e indignados a todos los gobernadores el lunes pasado, en la Cumbre de Seguridad por los Territorios, en la que esperaban abordar un tema que pone en riesgo a nuestra democracia, como es la incidencia de los grupos armados en las próximas elecciones; que también ha sido denunciado por la MOE.

El país entero fue testigo de la frustración de los gobernadores que, acudiendo, como es el orden de las cosas, al presidente y su equipo, solo encontraron una enorme desconexión de esta administración con quienes son sus ojos en el territorio.

 

No existe excusa alguna para que el presidente y sus ministros no hayan asistido a esta importante reunión, máxime cuando el mandatario el día anterior, pese a los escándalos en que está envuelto, trinó una foto posando muy risueño con su hija, expresando: “¿Intranquilo? Qué va…”

 

¿Será que no ha entendido que muchos colombianos están a merced de las disidencias de las FARC, el ELN, el Clan del Golfo y demás, en varios departamentos, como el Meta, Chocó, Cauca, los Santanderes, el Valle del Cauca e incluso en Bogotá?

 

¿Será que por estar casando peleas con cualquier persona que no le rinda homenaje, no se enteró de las alertas dadas por los gobernadores de Meta, Cundinamarca y la alcaldesa de Bogotá donde advierten que las disidencias están avanzando desde el Meta hasta Cundinamarca y que ya hacen presencia en la localidad de Sumapaz, territorio que ya se había recuperado?

 

Los nuevos gestores de paz nombrados por el gobierno nacional, en el marco del proceso de paz total con las disidencias de las FARC, son un acto provocación. Bien lo dijo el gobernador del Meta: “Álvaro Boyaco ahora será gestor de paz. El mismo que con enorme esfuerzo fue capturado por asesinatos, extorsiones y más delitos. Toda una vida dedicada al crimen y ahora sale premiado. Impotencia y rabia. Hay cosas que nunca entenderemos, ni aceptaremos”

 

Y más grave aún es que el presidente Petro insista en solicitar el levantamiento de la orden de captura de alias ‘Andrey’, autor del atentado contra el entonces presidente Iván Duque. Esto sin duda es humillación para todo el país.

 

Adicionalmente a estos hechos, el viernes anunció el cese al fuego bilateral con el ELN, lo que también generó el rechazo de algunas autoridades locales, luego de conocerse las condiciones de la negociación.

 

Cese al fuego que le amarra las manos al ejército, pero que le permite al ELN seguir con los secuestros, reclutamiento de menores de edad, extorsiones y vacunas. ¡NEGOCIAZO!

No aprendieron del fallido cese con las disidencias de las FARC.

 

Craso error el que está cometiendo el gobierno al no reconocer a las autoridades locales como un actor fundamental para frenar que los grupos terroristas se sigan tomando el control del territorio. Los esfuerzos realizados por estas autoridades no pueden verse borrados por las concesiones desmedidas que le están dando a los criminales. Pésimos mensajes para los jóvenes, pero, sobre todo, para la tropa desmotivada que la tienen con las manos amarradas.

 

Adenda: ¿Existe ministro de defensa?