Por Freddy Serrano Díaz
Estratega Político
Una mano derecha en el ejercicio del poder representa la presencia de un co-líder, en algunos casos más influyente y respetado que el mismo jefe, figura que en Colombia se desdibujó una vez Gustavo Petro se vio obligado a quedarse sin jefe de Gabinete.
No es un secreto, grandes líderes crean y guían proyectos siendo admirados, aplaudidos y recordados, gracias a acciones jamás producto del azar o epifanías.
Una mano derecha es parte del liderazgo: aconseja, asesora, no adula y da una segunda visión, una confrontación de confianza que advierte una hoja de ruta, ¿era ese el trabajo de Laura Sarabia?.
Por lo general quienes asumen el poder no quieren que sea la mano derecha responsable de cuestionar pero para que funcione, así debe ser.
Ante la expresión: “No dejes que tu mano izquierda sepa lo que hace la derecha”, muy a lugar para la realidad nacional, Petro siendo “zurdo”, no con esto referimos su ideología, ya no puede exigir lealtad a su ex funcionaria, menos a Benedetti, se queda cada vez más solo, no escucha, al parecer el afrodisíaco poder lo hace mantener cercanos alfiles que le aplauden cualquier gracia.
¿Llegará entonces la figura de la mano izquierda, esa que reemplace la derecha que se ha ido?, pues bien, en política se dan cosas tan disparatadas y contradictorias que avanzamos en una nueva realidad de desinformación, siendo generoso, cada día trae un nuevo afán.