El tradicional Paseo de San Isidro en Metepec cautivó nuevamente a miles de personas este año, a pesar de algunos cambios significativos impuestos por las autoridades municipales. El presidente municipal, Fernando Flores, destacó la participación de 300 carros en el evento, muchos de los cuales estaban adornados con elaborados retablos hechos de semillas como maíz, frijol, haba, chía y haba, todos ellos tirados por yuntas.
El Paseo de San Isidro ha sido una arraigada tradición en Metepec que ha perdurado a través de las generaciones, aunque no ha estado exento de contratiempos. El alcalde reveló que en tres ocasiones, en los años 1913, 1920 y más recientemente en 2020, el evento se vio suspendido debido a una pandemia que afectó a la región. Estas suspensiones demuestran la importancia y arraigo de esta festividad en la comunidad metepequense.
Sin embargo, este año, a pesar de que la pandemia aún es una preocupación latente, el Paseo de San Isidro pudo llevarse a cabo, aunque con ciertas restricciones. Con el fin de mantener el orden y evitar disturbios en las calles de Metepec, las autoridades decidieron suspender el consumo de bebidas alcohólicas durante el evento. Esta medida se implementó con el objetivo de garantizar la seguridad y el disfrute pacífico de todos los asistentes.
Es importante resaltar que el Paseo de San Isidro es una festividad que rinde homenaje a San Isidro Labrador, el santo patrono de la agricultura. Atrae a miles de personas que se congregan para venerar al santo y expresar su gratitud por las cosechas del año pasado. Como muestra de agradecimiento, muchos participantes regalan productos derivados del maíz, uno de los pilares fundamentales de la agricultura local.
El ambiente festivo y la devoción religiosa se entrelazan en este evento tradicional, creando una experiencia única y enriquecedora para la comunidad de Metepec. El colorido desfile de carros engalanados con retablos de semillas refleja la creatividad y el fervor de los metepequenses, así como su profundo vínculo con la tierra y la agricultura.
El Paseo de San Isidro se consolida como una manifestación cultural de gran relevancia en la región, uniendo tradición, religión y gratitud por la naturaleza y la abundancia que brinda. A pesar de los desafíos y obstáculos, esta celebración continúa enalteciendo la identidad y el espíritu comunitario de Metepec, preservando así la herencia cultural para las futuras generaciones.