¿Perdona usted a sus enemigos? No tengo más enemigos que los del Estado”.
El Cardenal Richelieu, frente a su confesor ante el lecho de muerte.
En estos días templados de primavera vale la pena alegrar el espíritu, relajarse y salir.
Se exhibe en la cartelera cinematográfica un espléndido largometraje: Los Tres Mosqueteros y D’Artagnan, bajo la batuta de Martin Bourboulon.
En el film se recrea la novela de Alejandro Dumas escrita alrededor de 1844.
La novela es apasionante y es llevada al celuloide con maestría emocional por Bourboulon.
Está llena de episodios dramáticos, palpitantes, que expresan con crudeza las profundas pasiones humanas.
Vemos una escena en donde el Rey de Francia mandó que su consorte, la Reina Ana, portara en una cena de gala un hermoso collar de diamantes que él mismo le obsequió y que ella debe cuidar siempre con esmero.
Su principal consejero, el Cardenal Richelieu (el actor Éric Ruf), así lo había persuadido, porque el Cardenal sospechaba que el collar tenía otro destino.
Así fue, el collar estaba en manos de un apuesto noble de quien la reina se había enamorado perdidamente.
El Rey exige que lo lleve puesto en el compromiso social.
La Reina le pide a los tres mosqueteros que rescaten el collar, el cual estaba ya, en ese momento en Inglaterra, los mosqueteros cabalgan sin descanso, veloces y efectivos, recuperan el collar, no sin sobresaltos, lo entregan y la Reina lo puede portar con honor y gallardía en el evento de gala, recuperando la confianza que su marido le dispensa y venciendo la intriga del Cardenal Richelieu.
El Cardenal Richelieu es el hombre más cercano e influyente ante el Rey, un político ambicioso, implacable, altivo y rencoroso; descendiente directo de la Orden del Espíritu Santo.
Este dignatario eclesiástico , de nombre Armand Jean du Plessis, enemigo acérrimo de la Reina, se convierte fácticamente en el arquitecto de la grandeza de Francia: su unidad política, despegue económico, y su influencia cultural como potencia emergente. Richelieu para los historiadores y los políticos contemporáneos, es un hombre de Estado.
Después de disfrutar este filme, de imaginar historias, de observar personajes, actuaciones memorables que describen con puntualidad la lucha por el poder, conocer las intrigas palaciegas, malentender derramamiento de sangre por honor, credo religioso o convicciones políticas, debemos aterrizar en La Gran Tenochtitlán.
En esta urbe centenaria, majestuosa y multicultural, epicentro del poder político mexicano, se vive una sucesión adelantada.
Aparece el infortunio sin invitación, una leve alteración cardíaca derivado del virus del COVID provoca que el Dios sol-Tlatoani baje al inframundo y se conciba humano, finito y vulnerable.
El líder social con mandato presidencial sabe que el reloj avanza sin descanso y que los tiempos de reflexión se agotan para dar pie a la ejecución de la decisión tomada.
La patria como oficio, nos había enseñado Guillermo Prieto el liberal: la transformación como razón de estado, la República social como sentimiento de la nación en riesgo si la decisión es errada.
Es el momento más trascendente del mandato. ¿Quién es el guardián más leal de la Cuarta Transformación ?
¿Al fenecer el mandato presidencial fenece el Obradorismo ?
Las reglas son claras quienes las juegan aceptaron el empoderamiento indirecto que les devino del Presidente.
El Presidente recuperó una tradición ancestral del ejercicio del poder, fuerte, vertical, personal. Las mayorías lo avalan, así lo señalan las encuestas y sondeos.
Así, también, será ratificada la conducción en la contienda política más próxima e importante.
La humildad, la sencillez, el lenguaje directo, la cercanía con la gente pobre rinde frutos.
Las y los pobres, la gente más humilde que se siente y se sabe cercana a su Presidente, están empoderados, lo palpan como al agua en sus manos, lo disfrutan. Así continuará.
Las reglas marcan unidad y disciplina: lo importante es continuar con el modelo social que se nutre en viejas tradiciones comunitarias e igualitaristas muy a la mexicana, un ejercicio soberano en defensa de la nación, trabajado fuertemente en lo ideológico, revalorizando nuestras raíces indígenas.
Parece que los opositores no lo entienden y siguen dispersos sin aglutinar una candidatura fuerte, única.
Van a la división, a cuidar el atraco, a conservar los millones de pesos dispuestos para el juego democrático.
La lista de los personajes clave se reduce, la oportunidad la tiene Acción Nacional con Creel y Téllez por ahora.
El PRI continúa perdiendo plazas, no logra cambiar su deteriorada imagen: Alito concentra el poder sin adversarios reales, la candidatura se asoma en su ambicioso camino.
¿Velasco será el candidato verde, rompiendo el acuerdo base?
En el frente externo innumerables desafíos presionan el desenlace sucesorio, la presencia estadounidense seguirá en aumento con razones de estado o pretextos.
En la política interna los mensajes son claros. El florentino clásico lo describe con precisión milimétrica: “a los enemigos se les conquista o se les elimina, porque de las pequeñas ofensas se vengan, pero de las grandes no pueden hacerlo”.
En el cosmos personalísimo del Presidente, el mensaje de la naturaleza sobre su salud personal es el acontecimiento/la transformación silenciosa que da nuevo valor político a la velocidad que exigen las circunstancias no sólo del país, sino también el fuero real que da el estado de su bienestar para que mantengan viva la antorcha de su decisión sucesoria.
Él responde con una fotografía que deletrea el método, pero no su decisión íntima final.
El Presidente AMLO en medio, a su derecha el Secretario de Gobernación, a su izquierda, el Presidente de la Coordinación Política de la H. Cámara de Senadores, y a sus extremos, de lado izquierdo la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México y del derecho, el titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
En esa puesta en escena política visual, estamos ante el momento de maduración política más evidente del Presidente. Él eligió el lugar de cada quien junto a su lado (https://www.google.com/url?sa=i&url=https%3A%2F%2Fpolitico.mx%2F4-revelaciones-del-encuentro-entre-amlo-y-las-corcholatas-tras-reunion-en-palacio-nacional&psig=AOvVaw2N3uBeRkhquibzCjl6GQEt&ust=1683576887351000&source=images&cd=vfe&ved=0CA4QjRxqFwoTCODPg-SC5P4CFQAAAAAdAAAAABAE)
El método es un renovado mensaje personal del Presidente AMLO: mantendrá cohesionada a la 4T y a sus “corcholatas” en torno a su liderazgo y en torno a quien él decida quién le sucederá.
La y los protagonistas saben que pueden conquistar la última y más preciada voluntad sobre el futuro presidencial y seguirán haciendo lo imposible para encarnar la utopía de la mente y el corazón del Presidente.
Lo que venga después, será producto siempre de nuevas intrigas de Estado, de violencia de los reproches, de la anti campaña contra quien se beneficie de su decisión más soberana, y con ello, de la renovación del tablero y duelo de ambiciones personales.
En sus memorias, el cardenal Richelieu cuenta: “Dios aprovechó la oportunidad de una puerta sin barrotes que me dio motivo para defenderme cuando intentaron llevar a cabo la ejecución de mi ruina” .
La naturaleza parece haberle susurrado al oído que su estado de salud apremia su decisión.
Nunca como ahora tal vez está más consciente de que en su decisión sucesoria se juega el futuro político de su persona, de su familia, de su estrechisimo núcleo más leal y eficiente de colaboradoras y colaboradores en el gabinete, y especialmente del proyecto y trascendencia de la 4T.
Sí, el Presidente AMLO es el único que abre y cierra la cerradura de la puerta sucesoria y sabe que la legitimidad del proceso pasa por su propia eficacia democrática.