“Hoy dos grandes montañas permanecen como un peso muerto sobre el pueblo chino. Una es el imperialismo, la otra es el feudalismo. El Partido Comunista de China hace mucho que ha decidido eliminarlas. Hay que perseverar, trabajar sin cesar y nosotros también conmoveremos a Dios.” Fábula del anciano insensato que eliminó las montañas.
Para el análisis geopolítico, la reivindicación y reconocimiento a Xi Jinping de la Asamblea Nacional de China, al ampliarse por otros 5 años el periodo de su mandato. Los casi tres mil diputados presentes en la sesión anual del Legislativo, ratificaron al mandatario al frente de la Comisión Militar Central. Xi lleva 10 años en ambos puestos y además, era el secretario general del Partido Comunista de China (PCCh) desde el año 2012.
A su vez, se escogió a Han Zheng como vicepresidente del país, a Zhao Leji al frente del Parlamento y a los 14 vicepresidentes del Comité Permanente de la XIV Legislatura.
Ello vuelve a Xi Jinping un líder icónico en China y del mundo, comparable con el gran Mao.
Para China, nuestro país representa una oportunidad de ampliar sus coordenadas de presencia y representación política en el concierto internacional.
Con el advenimiento del virus COVID-19 y su versión en Pandemia, China expresó inmediatamente a México lazos de cooperación y solidaridad. En México se aplicó vacuna china en una respuesta inmediata de apoyo al pueblo mexicano.
En una perspectiva clásica de las relaciones internacionales, los dilemas geopolíticos y geoeconómicos de México han sido resueltos por los efectos de la Pandemia COVID-19 y por la prolongada guerra ruso – ucraniana, ya que por la necesidad de garantizar acceso a mercados, giros comerciales, proximidad de mano de obra de calidad y disposición – aprovisionamiento logístico de insumos y productos en tiempos predecibles, Estados Unidos ha considerado imperativa su alianza con México, para afianzar futuros escenarios de competitividad global.
México se convirtió pues en medio de la coyuntura pandémica y en la misma relevancia de las remesas internacionales para nuestro país, en la alternativa a los mercados asiáticos y particularmente a China, por lo que las inversiones vía nearshoring y ahora, con la multimillonaria inversión de Tesla en nuestro país, se sellan nuevos mercados de empleo y de futuro en las industrias de autos eléctricos, explotación de litio, construcción de elementos aeroespaciales y laboratorios de desarrollo tecnológico, en beneficio de economías de diversas entidades federativas y de generaciones de profesionistas de nuestro país.
Nuestro marco geopolítico con Estados Unidos y la imputabilidad de la fuente de precursores chinos para el mercado ilegal de fentanilo y la profusión de cárteles mexicanos en el aprovisionamiento/negocio de ésta droga sintética en consumidores estadunidenses, vuelve otra vez a colocar a México y al gobierno del Presidente AMLO, como un tema de seguridad nacional y un objetivo político electoral en el tablero de conflictos, estigmatizaciones y aspiraciones reeleccionistas del ahora Presidente Biden y el ex Presidente Trump.
Sí, la China de Xi Jinping ha sido y es demonizada, en la política interna estadounidense, como la fuente del mal y el enemigo perpetrador de la muerte a manos del fentanilo.
Con ésta trama trágica de salud pública de la pandemia del fentanilo, que ha ocasionado más de 90 mil defunciones diarias por sobredosis en Estados Unidos y Canadá, y actualizando su valor en la disputa estadounidense por la sucesión presidencial también en 2024, resulta estratégica la decisión del Presidente AMLO del pasado 10 de marzo -de que junto a la asesora de seguridad nacional del Presidente Biden, Elisabeth Sherwood-, al delegar en la Lic. Rosa Icela Rodríguez Velázquez -titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana-, la valoración de estrategias que desarrollan contra éste flagelo sus potencias mundiales vecinas, construir de raíz en México respuestas a la profusa exportación mexicana de fentanilo ilegal a EUA y por ende, a la conflictividad que entraña la materia con la andanada de presiones políticas de Washington que seguirán exigiendo más resultados tangibles, así como a los escenarios que podrían implicar a jóvenes de nuestro país en ésta espiral masiva e irrefrenable sentencia de muerte.
En efecto, como señala Lawrence Freedman “para el estratega cuanto antes se tengan que tomar las decisiones definitivas, mayor será el compromiso con un guión concreto y más difíciles serán los ajustes cuando las acciones de otros o los acontecimientos azarosos, aparten al protagonista de su curso”, en (2016) Estrategia: una historia. Editorial La Esfera de los Libros, Madrid, España.
¿Qué más podría y debería realizarse con la colaboración de China para afrontar y mediar hacia la paz genuinamente, ante la guerra ruso-ucraniana? ¿Qué debería impulsarse desde y con Xi Jinping, para minar la estela de muerte que significa el mercado del fentanilo ilegal para la economía narcocriminal global, y particularmente, para una política de salud pública con EUA y México?
La guerra ruso-ucraniana y ahora las posiciones futuras de Estados Unidos y México, están sin duda en el tablero global del Go (juego estratégico milenario chino), por lo que la extensión del mandato de Xi Jinping implica advertir y descifrar el código e implicaciones de su liderazgo y sus nuevas decisiones orientadas a preservar la hegemonía de China y su preeminencia en el nuevo orden global.
Es un hecho temerario que la economía china será en el 2030 de las más fuertes del mundo.
El liderazgo fuerte y centralizado de Xi Jinping es una de las causas: ha logrado que las fuerzas armadas chinas sean las más numerosas del mundo, y el hecho de enviar estudiantes chinos a las mejores universidades estadounidenses, les permite contar ahora con un núcleo de generaciones de científicos y especialistas que empujan como ninguna nación, procesos de innovación, pauta garante del progreso económico.
Se trata de un líder con un poder inmenso en su nación y un estratega global que dejará su huella en las nuevas generaciones, mientras los Estados nación asumen nuevamente un papel protagónico, cuestionando los regímenes democráticos y respetuosos de los derechos humanos, pero garantizando superar la pobreza y las emergencias sociales complejas