Hace muchos años que se decidió utilizar el término “Malinchismo” a una caracteristica actitud de rechazo hacía lo nacional de México o el apego a las cosas extranjeras, pero, ¿Qué es el malinchismo?.
De acuerdo al Diccionario del Español de México, es la tendencia “a preferir lo extranjero o al extranjero —en particular si es blanco, güero y de tipo germánico— sobre sus propios compatriotas, sus propios productos o sus propios valores y tradiciones”.
Este término se le adjudica a la misma Malinche que en épocas de conquista, después de ser esclava, se convrtió en traductora y amante de Hernán Cortés, al día de hoy se le conoce como la mayor traídora de la historía de México.
Cinco siglos después, el malinchismo sigue siendo un tema polémico y hay discrepancias acerca de qué tanto está presente en el ADN de los mexicanos y cómo marca su personalidad ante lo que llega de fuera de sus fronteras.
¿Existe realmente? ¿Es un comportamiento único de México? ¿Qué es lo que lo provoca y qué consecuencias tiene? ¿Cómo podría eliminarse?
¿De quién se dice en México que es malinchista?
El malinchismo es el fenómeno de preferencia a ciegas por lo extranjero en detrimento de lo nacional. Se dice de alguien nacional inclinado hacia lo que está afuera, menospreciando lo que es propio o del lugar de donde es.
¿En qué situaciones es más frecuente?
Se da en muchas cuestiones de la vida cotidiana: cuando alguien prefiere lo extranjero a la hora de elegir ropa, bebidas, las personas, la cultura, los lenguajes… Es esa marcada preferencia por lo que viene de fuera a la hora de valorar la belleza física, de ocupar un puesto de trabajo… En política, por ejemplo, tiene que ver con las actitudes de entreguismo, el que es “vendepatrias”, un traidor, etc.
¿Es un comportamiento que solo se ve en México?
Es una aportación de México al instrumental con que se pueden explicar fenómenos sociales, políticos o históricos. Si bien el nombre es mexicano porque está asociado a la Malinche, se trata de un fenómeno que puede darse en otros lugares con otros nombres. Aunque, en general, no se ve tanto en otros países.
¿Ni en el resto de América Latina?
No, eso es lo curioso, que yo no lo percibo de esta manera ni en Argentina, ni en Chile, ni en Colombia… Este fenómeno no se percibe de la manera clara en que se vive en México. Yo diría que si hay alguien que tuvo una importancia transcultural en México es la Malinche, porque vea nada más qué efectos ha tenido en la cultura nacional hasta la actualidad.
¿Y cómo se explica ese mayor arraigo en México pese a compartir algunos antecedentes históricos con otros países?
Es difícil responder. Lo que sabemos es que en México la labor de la Malinche fue decisiva y traumática para la población hasta quedar como una marca indeleble. Después, vimos desafortunadamente cómo tras años de permanencia de España quedó como una especie de costumbre en nuestro territorio, como que eso es lo natural por una especie de tergiversación que se inició en ese momento preciso durante la Conquista.
Ve mayor presencia del fenómeno en México, pero ¿es algo verdaderamente preocupante? En su ensayo habla de “virus” o “enfermedad nacional”.
Sí, creo que es un rasgo alarmante de la cultura mexicana porque contrapone a grupos sociales dentro del país. En muchos otros lugares, eso no se ve: la gente está orgullosa de su pasado y sus tradiciones, y defiende su pueblo y sus valores en la actualidad. Pero sí, aquí creo que es una enfermedad social porque se viene reproduciendo desde que surgió hace siglos.
Usted habla también de un claro complejo como causa del malinchismo y como freno para el desarrollo de México.
Sí, el malinchismo viene ligado a un complejo de inferioridad de los mexicanos hacia lo extranjero, de sentirse de menor valía o inferiores a otros. Eso hace que se aspire a tener otras cosas, sin saber que lo que se tiene aquí es también muy valioso. Son como elementos complementarios: por un lado, existe la actitud de admiración, respeto y deseo por ser otra cosa; y a la vez, está la actitud de sentirse uno mismo menos valioso que aquellos con los que nos comparamos.
Así que su influencia es tal que comprender lo que es el malinchismo es vital para comprender a los mexicanos.
El concepto de malinchismo es un concepto explicativo que permite entender ciertas conductas de grupos y de personas. Desafortunadamente, México está marcado por eso. No entender el malinchismo es no entender a México y a los mexicanos. Entender México es entender este lastre que arrastra desde hace cinco siglos y que sigue marcando la vida del país, y que se ve en expresiones, en actitudes, en la forma de hablar… Aunque se ve más en ciertos círculos que en otros.
¿Entre qué tipo de personas es más habitual?
No toda la población tiene acceso a otros mundos y otras culturas. Así que atañe sobre todo a las personas privilegiadas, las élites o clases superiores. Ellas son las que tienen opción de conocer otras cosas y son quienes, desafortunadamente, a veces anteponen lo más cosmopolita y extraño en detrimento de los valores nacionales.
¿Considera que los mexicanos son, en general, conscientes de esta realidad?
El malinchismo que permea a la población mexicana es tan inconsciente como el complejo de inferioridad que lo explica. El mexicano que vende la industria minera a empresas extranjeras no siempre piensa “ah, es que yo creo que los canadienses son mejores…” pero, de hecho, lo está haciendo. No es que una persona se identifique como inferior, aunque en la práctica actúe como si se sintiera así.
¿Y cree que los extranjeros que son conscientes de esa realidad se aprovechan de ello?
Es posible, pero ahí no podría juzgar. Obviamente habrá de todo. Lo que sí creo es que un extranjero que ve la historia de México y la vida actual a través del prisma del concepto del malinchismo, nos entiende mejor. Incluso siente más empatía por México cuando ve cómo esta maldición que nos cayó sigue teniendo efectos en el país.
No debe ser tan fácil reconocer en uno mismo una actitud como el malinchismo.
Hay un conflicto evidente entre mexicanos porque algunos se rehúsan a ver que el malinchismo existe y otros pensamos que es algo real, nos guste o no. Hay quien simplemente considera que hay que ignorarlo porque no es un fenómeno real, y hay quien cree que es una marca casi indeleble de la cultura nacional. En México existe esa oposición clara.
¿Hasta el punto de llegar a un conflicto?
Muchas personas malinchistas ven a quien no lo es como si fuera alguien de mal gusto. Mientras que los no malinchistas ven a quien sí lo es como una especie de traidor. Es una total oposición porque es un asunto tremendamente emocional para el mexicano. Es como si estuvieras de un lado o de otro, no hay más posicionamiento.
¿Está también el malinchismo detrás de la discriminación que existe en México sobre las personas de piel morena pese a conformar la inmensa mayoría de la población del país?
Sí, creo que es obvio. En América Latina la gente es morena, pero hay algunas actitudes que solo las he visto entre las élites mexicanas. Creo que está claro.
¿No hay nada positivo que se pueda sacar del malinchismo? Algunos apuntan a que hoy podría vincularse a la globalización que vivimos y a esa idea de eliminar fronteras entre países.
Eso me parece un autoengaño. Esa actitud tan bonita y universalista de unión de los pueblos y de borrar fronteras solo la mantienen los malinchistas, no los demás. Si todo el planeta fuera en esa dirección, podría entenderse; pero es que otros siguen manteniendo sus posiciones nacionalistas y luchas por preservar sus tradiciones.
¿Es también preocupante el antimalinchismo en exceso, la radicalización de esa exaltación de lo nacional exclusivamente?
Sí, es un peligro la radicalización de cualquier punto de vista. En México ha habido períodos donde se exaltaban las visiones nacionalistas desde el gobierno, en los libros de texto, en la pintura nacional… Después se modificó ese espíritu, y se fueron alternando las corrientes. Ahora no es un tema que muchas personas quieran defender y una gran mayoría te dirá que el malinchismo es un tema rebasado, que es algo obsoleto y no está vigente. Pero creo que es un error porque es algo interno a la cultura nacional.
¿Hay manera de que el malinchismo desaparezca?
Es difícil responder. Hay pueblos que vienen marcados de alguna manera y, aunque pasan siglos y siglos, siguen siendo de cierta manera y no cambian, simplemente se van adaptando. Creo que el malinchismo puede quedar superado y que nos movemos en la dirección correcta al reivindicar lo nacional. Pero eso tiene que venir acompañado de un éxito concreto, material, cultural, educativo, artístico, para que el sentimiento de inferioridad vaya desapareciendo. Es un asunto de tiempo, de política, de paciencia y de querer orientar las cosas en esa dirección. Solitas, las cosas no se corrigen.
¿Cómo sería México si no conviviera con el malinchismo?
México es un país hospitalario y de aceptación al extranjero. Pero sin malinchismo, podríamos tener la misma actitud sin convivir con esa especie de vergüenza hacia lo que es uno mismo. Ese sería el cambio radical. Uno ve en otros países que la gente presume de su queso, su vino, sus platos. Aquí hay avances en ese sentido, pero es algo que llevará tiempo. Y debe ser un orgullo más profundo que el mero fútbol o cosas por el estilo. Se necesita un progreso material y palpable, eso ayudaría a que estas actitudes enfermas y debilitantes como el malinchismo fueran desapareciendo.
Recibe las mejores noticias diariamente en tu celular. Sólo escribe la palabra “Cadena” a nuestro whatsapp y recibe las mejores actualizaciones de nuestro portal.