A través de redes sociales, se ha dado a conocer un supuesto video donde se muestra a una persona de origen Turco que deshace ladrillos utilizados en construcción de edificios con ¡la mano!.
Esto ha dividido opiniones, algunos culpando a los constructores de ladrillos, siendo que por ellos supuestamente los edificios no resistieron el sismo del lunes antepasado y por ello, colapsaron de una manera muy rápida.
Otro dice que es un foto montaje, sin embargo, deberíamos remontarnos a la creación artesanal de ladrillos, al menos en México y saber por que los ladrillos se pueden deshacer con tal facilidad.
¿Cómo se hacen los ladrillos?
Extracción de la materia prima, la arcilla es una parte fundamental en la producción de los ladrillos, es uno de los secretos que garantizan la gran calidad de los ladrillos.
Una vez hecha la selección de la mejor arcilla pasamos al proceso se maduración, donde antes de incorporar la arcilla al ciclo de producción se somete a ciertos tratamientos de trituración, homogeneización y reposo al aire libre, con la finalidad de obtener una adecuada consistencia, secado tangente y uniformidad de las características físicas y químicas deseadas.
El reposo a la intemperie tiene la finalidad de facilitar el desmenuzamiento de los terrones y la disolución de los nódulos para impedir las aglomeraciones de partículas arcillosas.
La exposición a la acción atmosférica, aire, lluvia, sol, hielo, etc, favorece además la descomposición de la materia orgánica que pueda estar presente y permite la purificación química y biológica del material.
De esta manera se obtiene un material completamente inerte y poco dado a posteriores transformaciones mecánicas o químicas.
Después de la maduración que se produce en la zona de acopio, sigue la fase de pre-elaboración, que consiste en una serie de operaciones que tienen la finalidad de purificar y refinar la materia prima.
Los instrumentos que se utilizan son:
- Rompe-terrones: como su propio nombre indica, sirve para reducir las dimensiones de los terrones hasta un diámetro de entre 15 y 30 mm.
- Eliminador de piedras: está constituido generalmente por dos cilindros que giran a diferentes velocidades, capaces de separar la arcilla de las piedras o «chinos».
- Desintegrador: se encarga de triturar los terrones de mayor tamaño, más duros y compactos, por la acción de una serie de cilindros dentados.
- Laminador refinador: está formado por dos cilindros rotatorios lisos montados en ejes paralelos, con separación, entre sí, de 1 a 2 mm, espacio por el cual se hace pasar la arcilla sometiéndola a un aplastamiento y un planchado que hacen aún más pequeñas las partículas. En esta última fase se consigue la eventual trituración de los últimos nódulos que pudieran estar todavía en el interior del material.
A la fase de pre-elaboración, sigue el depósito de material en silos especiales en un lugar techado, donde la materia prima procesada se homogeneiza definitivamente tanto en apariencia como en características físico-químicas.
Antes de llegar a la operación de moldeo, se saca la arcilla de los silos y se transporta a un laminador refinador, y posteriormente a un mezclador humedecedor, donde se agrega agua para obtener la humedad precisa para la fase del moldeado.
El moldeado consiste en hacer pasar la mezcla de arcilla a través de una boquilla que es una plancha perforada que tiene la forma del objeto que se quiere producir.
El moldeado se suele hacer en caliente utilizando vapor saturado aproximadamente a 130 °C y a presión reducida, de esta manera se obtiene una humedad más uniforme y una masa más compacta, puesto que el vapor tiene un mayor poder de penetración que el agua.
El secado es una de las fases más delicadas del proceso de producción. De esta etapa depende, en gran parte, el buen resultado y calidad del material, más que nada en lo que respecta a la ausencia de fisuras. El secado tiene la finalidad de eliminar el agua agregada en la fase de moldeado para poder pasar a la fase de cocción.
Se realiza en nuestros secaderos donde el aire caliente va de un extremo a otro eliminando así el agua del material crudo. Eso permite evitar golpes termohigrométricos que puedan producir una disminución de la masa de agua a ritmos diferentes en distintas zonas del material y, por lo tanto, a producir fisuras localizadas.
Seguidamente continuamos el recorrido transportando los ladrillos para su cocción a nuestros hornos de túnel, donde en la mayoría de los casos alcanzan unas temperaturas que oscilan entre 900 °C y 1000 °C.
En el interior del horno la temperatura varía de forma continua y uniforme. El material secado se coloca en carros especiales, en paquetes estándar y es introducido por una de las extremidades del túnel, saliendo por el extremo opuesto una vez que está cocido.
Es durante la cocción cuando se produce la sinterización, de manera que la cocción resulta una de las instancias cruciales del proceso en lo que a la resistencia del ladrillo respecta.
Y por último, antes del embalaje final se procede a la formación de paquetes sobre pallets, que permitirán después moverlos fácilmente con carretillas de horquilla.
El proceso de embalaje consiste en envolver los paquetes con cintas de plástico, de modo que puedan ser depositados sin problema en lugares de almacenamiento hasta que sean trasladados a su destino, además nuestro plastificado es resistente a los rayos UVA para evitar su deterioro.
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