“Si nos negamos a poner a Estados Unidos en primer lugar, es posible que tengamos que esperar hasta que tengamos un nuevo evento como el atentado terrorista del 11S, que estará sobre las espaldas de aquellos quienes fracasaron” Mike Pompeo.
En el caso mexicano, la agenda estratégica de Estado avanza conforme a nuestras previsiones.
El encuentro de Alto Nivel de líderes de América del Norte; la nueva organicidad del INE, resultante del proceso legislativo aún no concluido y del debate jurisdiccional en la Suprema Corte; el juicio de García Luna- Calderón; la elección en el Estado de México; el acuerdo sobre el procedimiento elector dentro de MORENA; la posible selección de un candidato opositor presidencial en el seno de la Alianza por México, o de Movimiento Ciudadano y, hacia el último tercio del año, la elección del Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El esfuerzo, la reflexión y acción presidencial estarán enfocados en esos temas.
Todas las cualidades personales, pericia y habilidad política del Presidente AMLO, entrarán en momentos de tensión que habrán de superarse -en nuestra óptica-, por la amplia legitimidad y popularidad de la que goza y de su potente conexión con amplios segmentos sociales.
Grupos de presión y de poder le acompañan, y el andamiaje institucional negado y cuestionado pero existente, también le arropa.
La política mexicana siempre, desde tiempos remotos, desde la Independencia, está vigilada, analizada e intervenida desde el exterior.
Potencias extranjeras europeas y, particularmente, la estadounidense, influyen determinantemente en nuestro devenir.En los meses que corren esa influencia, esa injerencia buscará ser más patente.
En días pasados el ex Secretario de Estado de Trump y el propio ex Presidente Trump -en un telar por la nominación del partido republicano en sus primarias estadounidenses hacia la candidatura presidencial de 2024-, han renovado su andanada de improperios contra la Presidencia de AMLO y el canciller Ebrard, y particularmente contra la migración mexicana/latinoamericana.
En ese transitar, ilustran las reflexiones de intelectuales y profesionales de la política exterior.
Contamos con espacios de debate al respecto como las Revistas del Colegio de México (Foro Internacional), de la UNAM (Voices of Mexico/CISAN), del CIDE y otras instituciones educativas y centros de pensamiento del interior del país (Huellas de México, Colegio de la Frontera Norte, por ejemplo, así como la prensa extranjera.
Nos han llegado dos textos, uno texto suscrito por el Foro “Grupo México en el Mundo”, integrado por diplomáticos de carrera, integrantes del servicio exterior, embajadores y especialistas quienes reflexionan sobre la agenda de desafíos de política exterior para 2023.
El documento está espléndidamente presentado por Olga Pellicer, que prestigia el esfuerzo intelectual del escrito Perspectivas para la política Exterior de México 2023.
En 5 de los ensayos publicados destacan los siguientes hilos prospectivos.
De Héctor Cárdenas Rodríguez: “Es muy probable que el secretario Marcelo Ebrard renuncie en los primeros meses de 2023 para dedicarse enteramente a su precampaña como candidato a la presidencia por el Movimiento Regeneración Nacional. En el caso de que la designación recaiga sobre un miembro del servicio exterior de carrera, la diplomacia mexicana seguirá sin rumbo. De ser un político del círculo cercano a Andrés Manuel López Obrador, con mayor razón se produciría un efecto similar” (pág. 9).
(…) Sin embargo, los retos estarían presentes y serían los mismos, con la salvedad de que la guerra en Ucrania se prolongue y provoque una situación que involucre con mayor determinación a la Organización del Tratado del Atlántico Norte y, especialmente, a China y Estados Unidos. Ante ese advenimiento, el gobierno de México se verá obligado a adoptar una posición más clara respecto a su apoyo a Ucrania, consecuente con los intereses de Occidente. En efecto, la escalada militar rusa y el posible uso de armas nucleares obligarán al gobierno a definir su relación con Moscú que, hasta la fecha, a pesar de los emotivos discursos de nuestro representante en la Organización de las Naciones Unidas, ha sido tímida, por no decir blandengue” (pág.10).
De Antonio Ortíz Mena: “El Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) nos brinda acceso preferencial, y tanto la Ley de Chips y Ciencia como la Ley de Reducción de la Inflación, aprobadas en 2022 por el Congreso estadounidense, brindan una oportunidad única para aumentar el comercio intraindustrial entre México y Estados Unidos. Para ello, es importante que, en caso de que el informe final sobre la controversia de México y Canadá vs. Estados Unidos sobre reglas de origen en el sector automotriz encuentre que Washington está en incumplimiento del T-MEC, ese país pronto adopte las medidas para cumplir a cabalidad” (pág. 11).
“Es también esencial que México y Estados Unidos resuelvan pronto sus diferendos en materia de energía, maíz, pesca y medio ambiente. Ante todo, si no se resuelve el diferendo energético, será difícil que México aproveche las oportunidades que nos ofrecen las dos leyes antes mencionadas” (pág. 11). Respecto a la Unión Europea “hace casi 4 años que México y la Unión Europea llegaron a una resolución para modernizar el Acuerdo Global, que está en vigor desde 2020. Una prioridad de la política comercial en 2023 debe ser impulsar la entrada en vigor del tratado modernizado, mientras con Reino Unido “en julio de 2022 se dio la primera ronda de negociaciones para suscribir un tratado de libre comercio entre México y el Reino Unido. Es importante no perder el ímpetu y lograr un acuerdo en 2023” (pág. 12).
De Martha Bárcena Coqui: “El control de la Cámara de Representantes por parte del Partido Republicano augura una mayor atención y crítica al aumento de los flujos migratorios en la frontera común, así como a la creciente penetración del crimen organizado percibida en México. Los republicanos abordan el tema migratorio desde la perspectiva de seguridad nacional y, en ese marco de seguridad fronteriza, tienden a equiparar a los migrantes con los criminales. Han dicho que iniciarán un proceso de destitución del Secretario de Seguridad Nacional. Asimismo, antes de ser nombrado Presidente de la Cámara, el republicano de California Kevin McCarthy había dicho que su primera iniciativa sería presentar una ley sobre ‘seguridad fronteriza’, que si bien, seguramente, sería rechazada en el Senado, pondría el tema sobre la mesa”(pág. 16).
De Carlos A. Pérez Ricart: Recupera la necesidad que tienen los actores de alcanzar las métricas deseadas en ambos lados de la frontera. Por el lado de Estados Unidos, reducir el consumo de opioides sintéticos; por el lado de México, atacar frontalmente el contrabando de armas ilegales de Norte a Sur, condición sine qua non para reducir los niveles de violencia.
El consumo masivo de opioides sintéticos es el principal desafío en Estados Unidos. Es ya un tema electoral y fácilmente explotable por la oposición republicana. Aunque la fuente del problema involucra tanto a las farmacéuticas estadounidenses como a los laboratorios chinos, en el imaginario de muchos tomadores de decisiones -en particular en las agencias antinarcóticos-, el tema tiene que resolverse exclusivamente en México. Esto pone al gobierno del presidente López Obrador en una encrucijada: o adopta las medidas características de la “guerra contra las drogas” y así exacerbar dinámicas violentas entre grupos criminales o prioriza la estabilidad -así sea a partir de cierta gobernanza criminal-, en algunos territorios del país. Se trata de un dilema complejo para el cual es difícil encontrar un balance óptimo”.
“En cuanto al tema de las armas y su contrabando ilegal, es claro que el canciller Marcelo Ebrard ha subido la apuesta. Lo que antes era apenas una nota al pie en la agenda bilateral está hoy escrito en letras mayúsculas. Las dos demandas impulsadas en Estados Unidos -primero contra una docena de distribuidoras de armamento y luego contra cinco puntos de venta en Arizona-, son una acción audaz que, si bien no apuntan directamente al gobierno federal de Estados Unidos, sí suponen un nuevo factor de riesgo en la relación bilateral. Otra vez, el reto es avanzar el punto sin poner en riesgo la nueva arquitectura institucional en materia de seguridad. No será sencillo” (pág. 23).
De Carlos Heredia Zubieta:
“La política exterior mexicana hacia los países de Centroamérica seguirá teniendo la restricción migratoria como eje. La exportación de los programas Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo Futuro, contra lo prometido, no ha atenuado la migración ni siquiera en México, que ya representa de nuevo el mayor contingente de migración sin documentos hacia Estados Unidos” (pág. 32).
El otro texto, Never give an inch (Broadside Books, 2023), es de Mike Pompeo -ex Secretario de Estado del ex Presidente Donald Trump, quien fue a su vez director de la Agencia Central de Inteligencia-, quien suscribe que puede devenir para su nación un nuevo 11S (como el atentado terrorista del 2001), en tanto “México en los próximos 10 años, es un refugio seguro y punto de partida para operaciones terroristas dentro de suelo estadounidense”.
Para el ex funcionario diplomático y de inteligencia, “todo estadounidense debe saber que hoy, EUA enfrenta importantes espacios no gobernados en lugares como El Paso, Phoenix y San Diego, (por lo que) partes significativas de México ya no están vigiladas por el gobierno central. (De hecho) existen organizaciones criminales bien armadas, los ejércitos privados de los cárteles mexicanos imponen su dominio pandillero sin interferencia del gobierno (mexicano)”.
Conclusión.
El fenómeno crítico del fentanilo en salud pública, los flujos migratorios y los niveles de dominación/expansión transnacional de los carteles mexicanos de la violencia y los mercados de droga,
siguen valorándose en EUA como un tema capital bipartidista de política electoral y como problema de seguridad nacional.
Para la opinión pública estadounidense y la mexicana, las políticas nacionales y posturas de organismos multilaterales serán clave así como las que asuma especialmente la Presidencia de AMLO, moldeadas por el reloj político de las sucesiones presidenciales de México/EUA, por las sentencias/resoluciones/resultantes en temas que señalamos al inicio, y por los diversos hilos prospectivos que nos ofrece el texto sobre la política exterior en comento, confirmándose estratégica la influencia en México, de la dinámica y nivel de conflictividad con la que se transforman nuestros vínculos, agenda e intereses geopolíticos de corto y mediano plazo.