El 9 de enero de cada año los estadounidenses deciden celebrar el Día del Ascenso en Globo, un evento que ocurrió por primera vez en la ciudad de Philadelphia, específicamente en la Plaza de la Independencia, en 1973.
Allí fue donde el aeronauta e inventor francés Jean Paul Blanchard, decidió hacer su primer vuelo oficial en globo. Sería exactamente el 9 de enero de 1793. Época en que aún no se había inventado ningún artilugio volador que fuese efectivo y conquistar los cielos era más un hermoso sueño que una realidad.
Sin embargo, el primer vuelo del señor Blanchard, alcanzaría la altura nada despreciable de 364 metros y dejaría maravillados a todos los presentes, incluyendo al mismísimo George Washington, quién cuenta la historia que había pedido al inventor hacer semejante proeza juntos.
El primer viaje en globo aerostático
No obstante, esta celebración se refiere al primer vuelo que ocurrió en territorio estadounidense y no al primer vuelo de la historia, el cual ocurrió el 4 de junio de 1783 de la mano de los hermanos Montgolfier, residentes de la población de Avignon parte de los Estados Particulares en Annonay.
Los hermanos Montgolfier son los verdaderos padres de este invento, considerado como el primer trasporte aéreo de la historia.
La literatura y los globos aerostáticos
Para nadie es un secreto que cada nuevo avance tecnológico es asimilado por el mundo de la narrativa. Así encontramos varias historias que se desarrollaron a bordo de un globo, como por ejemplo:
- La vuelta al mundo en 80 días, obra del genial Julio Verne, que trata de una gran aventura, una apuesta y un triunfo un tanto particular.
- 5 semanas en globo. Otra obra de Julio Verne que relata cómo es viajar en globo sobre África.
- El viaje en globo del ingeniero Andrée. Se trata de una historia real de un expedicionario que intento alcanzar el polo norte en globo, escrita por Olof Sundman.
- La aventura sin par de un tal Hans Pfaall. Una obra poco conocida de Edgard Allan Poe, donde un hombre se aventura a llegar hasta la luna en globo. Aunque hoy sabemos que es imposible, para la época podía parecer bastante factible.