La conducta humana cambió desde que internet nació y la proliferación de información cambió y la comunicación ha ido creciendo exponencialmente.
Aquello que en los inicios fueron señales de humo hoy se han transformado en inmediatos mensajes en redes sociales.
La nueva manera en que vivimos e interactuamos con otras personas, nos ha llevado a compartir demasiados detalles de nuestra vida, pero cuando hablamos de Internet, esto toma un mayor sentido, pues estamos dispuestos a contar demasiadas cosas como son detalles de la vida íntima, problemas familiares, algunas de nuestras más complejas reflexiones etcétera y no es un hecho aislado, sino que se convierte en la norma general.
Compartimos nuestras experiencias cotidianas porque nos ayuda a sentirnos conectados con los demás, y siempre ha sido así. La necesidad de estar presente en las redes sociales es mucho más compleja que el simple narcisismo.
¿Qué pasa en nuestro cerebro con las redes sociales?
En nuestro cerebro existe un mecanismo llamado autorregulación, cuando hablamos con alguien actúa rápidamente para intentar impresionar al otro: queremos parecer atractivos, inteligentes e interesantes y al hacer esto nuestro cerebro tiene menor capacidad para filtrar qué decimos y a quién.
Las investigaciones realizadas llegan a la conclusión de que, al compartir pensamientos complejos en redes sociales, el cerebro activa el sistema de recompensa neuroquímica de mayor forma que si solamente compartimos cosas neutras como una frase de alguna película, una canción, etcétera.
De la misma manera, compartir determinados hechos en redes sociales no solo está directamente relacionado con el hecho de que la privacidad ha dejado de ser importante, sino que también muchas personas consiguen controlar su ansiedad mediante la sobreexposición de sus sentimientos y pensamientos más profundos.
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¿Por qué parecemos diferentes en Internet?
Se ha descubierto que hay personas que son reservadas en la vida real, y sin embargo, cuentan todo por Internet
Esto sucede porque nuestra relación con las redes sociales está generando en cada individuo una idea más compleja de lo que pensamos que somos. Internet nos permite construir nuestra identidad de una forma que nunca habíamos hecho.
Por un lado, nos permite ser invisibles lo que tiene un efecto desinhibidor diferente a lo que sucede cuando hablamos de frente con otra persona, obteniendo una respuesta inmediata con nuestro interlocutor, sin embargo, cuando compartimos algo en una red social, no vemos las reacciones inmediatas; aunque la ironía radica en que, si bien cuando compartimos somos “invisibles”, cientos de miles de personas pueden llegar a ver lo que publicamos o compartimos.
El construir un “yo” en línea que puede diferir de cómo se es cara a cara, puede ser terapéutico, y muchas personas lo realizan solo como un pasatiempo, o por diversión, pero para otros la necesidad de compartir cosas en redes sociales puede significar una necesidad de volverse famoso.
¿Por qué crees que la gente comparte demasiada información en las redes sociales? ¿Es por el anonimato, la fama, el aburrimiento? ¿Crees que ese afán puede ocasionar estrés digital?
¿Qué significa publicar mucho en redes sociales?
Una persona que publique contenido en las redes continuamente, puede desarrollar adicción a la dopamina y a la sensación que le produce. Curiosamente, no existe en las redes el botón “no me gusta”; lo que sería lógico puesto que tenemos el “me gusta”, “me encanta” o “me divierte”.
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