Durante los últimos años se han visto con una muy mala cara por la pandemia y las variantes que ha habido de la cepa, crisis económica, la guerra entre Rusia y Ucrania, y eso por decir los grandes acontecimientos, pero en cada país a raíz de la pandemia se han incrementado varios problemas ya existentes.
Una historia de malos tiempos
Esta nota no demerita los problemas reales del mundo actual, sin embargo, podemos poner en perspectiva para saber que no hemos tocado fondo.
2020, 2021 y el actual 2022, no han sido los peores años históricamente hablando, está el ejemplo de la Peste Negra en 1347 y que comenzó su gran paso por Eurasia, el “año sin verano” en 1816, el estrepitoso asesinato del archiduque de Habsburgo en 1914 que desató el genocidio más terrible de la humanidad y provocando así millones de muertes.
En la China de Yuan durante la década de los 30 la hambruna hizo demasiados estragos, algo similar sucedió en 1590 en Europa y lo devastó por completo, otro evento masivo fue la viruela, gripe y sífilis que se extendió por las poblaciones de América durante 1490, desatando miles de muertes en todo el Viejo Mundo.
Thomas Hobbes, filósofo, político y cínico además, en su Leviatán de 1651 dijo: “La vida ha sido a menudo desagradable, brutal y corta”.
Sí, puede haber habido un momento dentro de la memoria histórica que realmente fue la peor hora para estar vivo.
536 ¿El peor año de la historia?
Durante el año 536, una erupción volcánica o posiblemente más de una en algún punto del hemisferio norte parece haber sido el detonante de lo que a continuación te contaremos.
Aunque no se sabe el lugar exacto de la erupción, esto precipitó un llamado “invierno volcánico”, que duró una década, en China cayó nieve estival, las temperaturas promedio de Europa descendieron a 2.5°C, así es como los cultivos dejaron de prosperar, la gente sufrió hambre y siguió con una alza en armas de unos contra otros.
En 541 la peste bubónica llegó desde Egipto y consiguió matar a un tercio de la población del imperio bizantino.
Incluso en el lejano Perú, las sequías afectaron a la hasta entonces floreciente cultura Moche.
El aumento de la capa de hielo del océano (un efecto de retroalimentación del invierno volcánico) y un intenso mínimo solar (el período regular que presenta la menor actividad en el ciclo solar de 11 años del Sol) en el año 600 aseguraron que el enfriamiento global continuara durante más de un siglo.
Muchas de las sociedades que vivían en el año 530 simplemente no pudieron sobrevivir a los estragos que se desencadenaron las décadas siguientes.
La nueva “ciencia” de la historia del clima
Los historiadores modernos se han interesado tanto en este tipo de temas, puesto que en conjunto con los científicos pueden recrear el pasado de formas sorprendentes y sin dejar de lado la tecnología.
Solo una parte de lo que sabemos, o creemos saber, sobre lo que ocurrió en ese periodo tan turbio procede de las fuentes escritas tradicionales. Tenemos algunas para el año 536: el historiador bizantino Procopio escribió ese año que “se ha producido un presagio muy temible”, y el senador romano Casiodoro señaló en el año 538:
El sol parece haber perdido su luz habitual y tiene un color azulado. Nos maravilla no ver las sombras de nuestros cuerpos al mediodía y sentir que el poderoso vigor de su calor se ha debilitado.
Sin embargo, los verdaderos avances en la comprensión histórica de este “peor año de la historia” están surgiendo gracias a la aplicación de técnicas tan avanzadas como la dendroclimatología y el análisis de núcleos de hielo.
El dendroclimatólogo Ulf Büntgen detectó pruebas de un grupo de erupciones volcánicas en 536, 540 y 547 en los patrones de crecimiento de los anillos de los árboles. Asimismo, el análisis ultrapreciso de un glaciar suizo realizado por el arqueólogo Michael McCormick y el glaciólogo Paul Mayewski ha sido clave para comprender la gravedad del cambio climático del año 536.
Este tipo de análisis se considera ahora un recurso importante, incluso esencial, en la caja de herramientas metodológicas de los historiadores, especialmente para analizar periodos en los que no se conservan muchos registros.
Algunos historiadores –como Kyle Harper, Jared Diamond y Geoffrey Parker– utilizan los avances en este campo en expansión para construir relatos revisionistas completos sobre el ascenso y la caída de determinadas sociedades. Para ellos, las condiciones de nuestro planeta son mucho más significativas en el impulso de nuestra historia de lo que habíamos considerado.
¿Cómo hacer frente a la adversidad?
Pero, ¿Cómo se vivió un acontecimiento que cambió el clima como el que comenzó en el año 536? Es una pregunta que los historiadores siguen considerando a medida que revisamos nuestras fuentes.
La mayoría de los que vivían en el año 536 probablemente no sabían que lo tenían tan mal. Los historiadores, son propensos a confiar demasiado en fragmentos anecdóticos cargados de fatalidad, como las citas de Procopio y Casiodoro.
Sin embargo, al igual que en el síndrome de la rana hervida, el ciudadano medio de la época puede que solo se diera cuenta poco a poco de lo sombrías que se estaban volviendo las condiciones de su mundo. De hecho, el peor momento no fue en el año 536, sino algún tiempo después, cuando los efectos de las plagas y las sequías, el frío y las hambrunas se hicieron sentir de verdad.
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