La princesa Isabel en la Segunda Guerra Mundial
Cuando era niña, su familia la conocía cariñosamente como la joven Lilibet, se decía que era porque no podía pronunciar “Elizabeth” correctamente.
El reinado de Isabel II fue posible luego de que su tío, el rey Eduardo VIII, abdicara en 1936, dejando así la corona al hermano menor, Alberto, quien tomó el nombre de Jorge VI.
La segunda guerra mundial (1939) fue la experiencia formativa más importante para la hija mayor de Jorge VI, la princesa Elizabeth, que tenía 13 años de edad.
En octubre de 1940, hizo su primera intervención pública, cuando dirigió un mensaje mediante la radio a la nación. Ella tenía 14 años y se dirigió a niños y niñas del reino:
“Nosotros, los niños y niñas en casa, estamos llenos de alegría y coraje”, dijo con una mezcla de estoicismo y esperanza que repercutiría durante todo su reinado. “Estamos tratando de hacer todo lo posible para ayudar a valientes soldados, marineros y aviadores. Y también estamos tratando de soportar nuestra parte del peligro y la tristeza de la guerra. Sabemos, cada uno de nosotros, que al final todo estará bien”.
En 1945, después de meses de hacer campaña para obtener el permiso de sus padres, el rey y la reina consorte, para hacer algo por el esfuerzo bélico, la heredera al trono se convirtió: No. 230873, Segunda Subalterna Elizabeth Alexandra Mary Windsor en el Servicio Territorial Auxiliar (ATS, el servicio militar femenino). Aprendió con entusiasmo a conducir y dar servicios mecánicos a vehículos pesados.
Ella ascendió al rango de Comandante Junior honoraria en unos meses.
La noche en que terminó la guerra en Europa, el 8 de mayo de 1945, ella y su hermana Margaret lograron mezclarse, sin ser reconocidas, con las multitudes que celebraban en Londres, “arrastradas por una marea de felicidad y alivio”, como le dijo a la BBC décadas más tarde, describiendo como “una de las noches más memorables de mi vida”.
En 1952, el rey Jorge VI murió a los 56 años después de años de mala salud. Isabel, que se encontraba en una visita a Kenia, le dijeron que ahora era reina.
Su coronación tuvo lugar más de un año después, un gran espectáculo en la Abadía de Westminster visto por millones a través del aún nuevo medio de la televisión.
En la monarquía constitucional de Reino Unido, la reina es la jefa de estado pero tiene poco poder directo; en sus actos oficiales hace lo que manda el gobierno. Sin embargo, ella no estuvo exenta de influencia. Según los informes, la reina, oficialmente la cabeza de la Iglesia de Inglaterra, comentó una vez que no había nada que pudiera hacer legalmente para bloquear el nombramiento de un obispo, “pero siempre puedo decir que me gustaría tener más información. Esa es una indicación de que el primer ministro no fallará”.
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