¿Cómo se explica que el cuerpo sin vida de Debanhi Escobar fue hallado 13 días después del reporte de su desaparición a pocos metros de donde había sido vista por última vez, en la cisterna de un lugar que fue cateado múltiples veces? Es sólo una de las muchas preguntas sobre la ineptitud o indolencia en la investigación, mientras Nuevo León vive un claro repunte de casos de feminicidio.
Durante los días de la búsqueda de Debanhi, en ese estado se hallaron otros cuatro cuerpos de mujeres. Sólo uno identificado: María Jessica Ramírez, a quien encontró su madre en un lote baldío cercano a su casa, en la colonia Francisco Villa.
Angélica Orozco, integrante de la organización civil Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León, dice que en la entidad actualmente hay mil 800 casos, al menos mil son mujeres. Es cierto, no estamos todas, nos falta Debanhi y muchas otras más víctimas de desaparición y feminicidio.
Según datos públicos de la Comisión Nacional de Búsqueda, con corte hasta ayer, hay 24 mil 653 mujeres desaparecidas y no localizadas, desde que existe ese registro. De ellas, mil 783 en Nuevo León, mil 45 en Puebla, mil 336 en Veracruz, mil 402 en CDMX, dos mil 272 en Jalisco, dos mil 723 en Tamaulipas y cuatro mil 811 en el Estado de México. La gran mayoría de los reportes datan de 2007 a la fecha. La edad en que las mujeres son más vulnerables a sufrir desaparición es entre los 15 y 19 años, rango en que se reportan seis mil 197 casos.
Los feminicidios aumentan rápida y alarmantemente. La Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres documenta 157 en lo que va del año, más que todos los cometidos en 2021, que fueron 154. Eso sin contar la cifra negra que significan los no denunciados, los que no son clasificados como feminicidios, y las desapariciones.
En este espacio he puesto continuamente El Dedo en la Llaga con respecto a lo que se necesita para detener esta situación. ¿Conciencia? ¿Educación? ¿Leyes con penas severas? ¿Un Estado policiaco? En serio, ¿qué se necesita?
Repasemos: 49.7 por ciento de los agentes y fiscales del Ministerio Público en el país son mujeres, pero policías ministeriales e investigadores judiciales son sólo 17.1 por ciento. Entonces, si 89.9 por ciento de quienes indagan los delitos en campo son hombres, ¿cuántos de ellos están entrenados y concientizados realmente para investigar con perspectiva de género los asesinatos y actos de violencia contra las mujeres?
Lo siguiente es cuando esos casos llegan al juzgado. A nivel federal, juezas y magistradas son sólo 22.4 por ciento. Más aún, el que un caso sea investigado, integrado o juzgado por una mujer tampoco es garantía de que sea tratado con perspectiva de género. ¿Qué es lo que se necesita para disminuir hasta erradicar la violencia contra las mujeres y los feminicidios? Además de la profunda reflexión social, éste es uno de los temas que realmente urgen e importan, en que las fuerzas políticas y los poderes públicos deben estar enfocados para dialogar y encontrar soluciones efectivas.
POR ADRIANA DELGADO RUIZ
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@ADRIDELGADORUIZ