Red pública-Las escenas del México actual

 

Edgar Mereles Ortiz.

 

“Si nos hubieran dicho que

su plan era la destrucción,

no les hubiéramos creído”

Hermenegildo García.

“Y al que no le guste, que se vaya”

Rosario “War”, la antidemócrata.

 

En estos días de febrero loco, los síntomas están por encima de la media mundial; en otros paralelos Ucrania se bate entre la libertad o el sometimiento ruso; los ucranianos están demostrando valor y coraje ante el “oso ruso” que no deja de ser zarista, stalinista y opresor, por más que lo han intentado, no puede ser, no está en su genética el discurso democrático. La federación rusa no está para esos trotes, su historia como su clima son para una politica gélida, de leyes rígidas, autoridades insensibles y representantes populares solo de nombre porque no dejan de ser una casta de oligarquías que ven al pueblo con desprecio y sin derechos. Son el viejo Politburó en ropas y autos nuevos.

En nuestra nación libre y soberana, con una historia democrática de mas de cien años y una tradición constitucionalista de casi doscientos, las cosas no son tan diferentes. Las elecciones se han convertido en el relevo de elites políticas que se convierten en oligarquías y renuevos del porfiriato que nunca ha muerto ni mucho menos desaparecido. En el Ipiringa zarpó un cuerpo viejo de más de ochenta años, pero se quedó una cultura politica de autoritarismo que el PRI institucionalizó, el PAN comercializó y Morena popularizó.

Entre estas imágenes de la vida cotidiana, los mexicanos vamos nadando por corrientes y mareas de homicidios: 179 en el primer puente del año, según una nota de “El Universal” el gran diario de México. Un “prominente mexicano” se casa con una mujer de trabajo, lucha y aspiracionista que en unos años acumula una fortuna para tener todos los lujos que la austeridad franciscana prohíbe, uno de ellos rentar una casa en un terreno de dos mil metros cuadrados en Houston, Texas.

El esposo José Ramón López, hijo de Andrés Manuel López, jura y perjura que es un acto de venganza por el territorio que nos robaron y que esa casa es una expropiación a la empresa petrolera Baker Hughes por mamar de nuestro subsuelo los néctares de la geología llamado petróleo.

Por si esto fuera poco, en ese hilo de ideas y acciones para salvar a la patria, el primer mexicano de la nación, actual inquilino del national palace, invita a la reina de la maledicencia, hija de la degradación artística y del mal gusto Jesusa Rodríguez a iniciar la recuperación del canal de Panamá vía el cargo de embajadora.

¿Es en serio señor presidente? Le preguntó el canciller, próximo presidente constitucional para el periodo 2024-2030, Marcelo Ebrard. No solo va en serio, contestó el ínclito emperador, va con toda la fuerza del estado mexicano, y el estado soy yo.

Así se las come el señor que es totalmente palacio. Y todavía en su enojo por las encueradas que le ponen Loret de Mola, Víctor Trujillo, Amparo Casar, Lily Téllez, Penny Lane y cuanto periodista puede y quiere; el mero mero de la sonora corruptela amenaza, agita, miente, amordaza y somete.

Y es que, de veras, el presidente ha perdido el tino, el sentido y la razón, no digo que este loco, como el jibarito, lo que escribo con pelos y señales, es que, como los tres últimos gobiernos, éste, ya perdió el rumbo, se extravió, los problemas lo han rebasado, las circunstancias lo han sometido.

Y en su loca desesperación, dirige su política en el rescate del penacho de Moctezuma, símbolo de la unidad de nuestros padres y nuestros hermanos. Por que lo importante no es la desquiciada corrupción de la familia presidencial, tampoco el elevado número de asesinatos en todo el territorio Telcel, no.

Uno de los problemas es que Andrés Manuel arrancó una carrera presidencial anticipada, prematura, incipiente y este acto de inexperiencia e inmadurez ha logrado arrebatarle los hilos del poder de las manos. Los acuerdos de gran calado ya no se hacen en el patio mariano, ni en el salón morado y mucho menos en la puerta corregidora del palacio nacional.

Los acuerdos se hacen en otras mesas, con otros actores y bajo otras agendas. Claudia toma lecciones de tai chi para demostrar su condición física sana, jovial, vigorosa, Marcelo hace cuentas de las decenas de millones de vacunas que ha gestionado en todo el mundo para combatir el flagelo de esta década, demostrando, que es él quien tiene la información que cura; Alcocer y Gatell sólo son enfermeros que aplican las inyecciones. Ricardo, sabedor que ya bailó las calmadas, suelta sus dotes de político boxeador, se faja para la pelea, se pone los guantes y hace rounds de sombra que distraen y traen a fregadazos a un Mario Delgado más capeado que una patita de puerco, y es que ha recibido tantos huevazos que ya existe la versión de que tanta proteína lo tiene al colapso de la neurosis.

¿Alguien dudaba de que febrero está loco y marzo otro poco?

Desde los altos montes de Tlalpan. 8 de febrero del 2022.

 

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