El fin del mundo siempre marca un nuevo comienzo para Roland Emmerich, que ha labrado su carrera en el rubro de filmes catástrofes desde la pionera y recordada Día de la independencia (1996)
Las posteriores Godzilla, El día después de mañana y 2012 latieron en el imaginario popular entre el temor de época y el fervor del pochoclo, confirmando a Emmerich en su rol de entretenedor de feria apocalíptica por más que producciones suyas como Midway: ataque en altamar, Stonewall o The Patriot hayan apuntado en direcciones menos efectistas.
En medio de una pandemia que parece citarlo, el realizador estadounidense de 66 años vuelve a invocar su género favorito en Moonfall, donde se muestra más mesiánico que nunca: el filme que se estrena esta semana en cines hace caer literalmente a la Luna sobre la Tierra en una cuenta regresiva de dos horas (en la historia, un par de semanas).
Entre noticias falsas y teorías conspiratorias
Con un argumento accidentalmente parecido al de la reciente comedia de Netflix No miren arriba, la ejecutiva de la Nasa Jo Fowler (Halle Berry), el astronauta Brian Harper (Patrick Wilson) y el científico KC Houseman (John Bradley, de Juego de Tronos) deben salir a alertar a la comunidad global sobre el choque cósmico faltando poco para que ocurra.
A tono con las omnipresentes noticias falsas y teorías conspiranoicas, Moonfall planta una realidad sci-fi en la que la Luna no es realmente la Luna: el satélite sería la construcción de una inteligencia artificial que ahora decide direccionarla contra la Tierra, y de allí que el exabrupto ajeno a las leyes de la física sea posible.
KC Houseman interpreta en la historia el papel incómodo del especialista conspiranoico que postula la falsedad lunar en contra de la astronomía, lo que no impide que Moonfall lleve sustento explícito de la Nasa.
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El trío protagónico emprende así una misión espacial a contrarreloj para salvar a la humanidad mientras en terreno terrícola se desata el caos de ciudades evacuadas, disturbios civiles y huidas a sitios de altitud para hacerle frente al riesgo de extinción.
Realizada por las suyas
Emmerich debió encarar su propia epopeya para financiar el filme, que Universal rechazó en su momento. Fue en Cannes que el realizador consiguió finalmente reunir los 140 millones de dólares del actual presupuesto de manera independiente, condición que le permitió gozar de una libertad poco frecuente para una mega producción de estas dimensiones.
Moonfall sucede de esa forma a Día de la independencia 2 (2016) en el currículum catástrofe de Emmerich y proyecta sus propias secuelas, ya que el director la pensó como una trilogía. Michael Peña, Donald Sutherland, Kelly Yu, Eme Ikwuakor, Carolina Bartczak y Charlie Plummer cierran el elenco, que cuenta con guion de Emmerich, su habitual colaborador y además compositor Harald Kloser y Spenser Cohen.
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