El director general de la OMS, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, lanzó este martes en solitario la carrera a su propia sucesión, con el desafío de reforzar un organismo cuyas carencias quedaron expuestas a causa de la pandemia de covid-19.
En el marco de una votación secreta, en una reunión a puertas cerradas, el Comité ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) debe pronunciarse sobre su candidatura. Su reelección en la sesión plenaria de la OMS en mayo se da por descontada.
El doctor Tedros Adhanom , quien en 2017 sucedió a la china Margaret Chan, es alguien muy apreciado, en particular por los africanos que lo perciben como un “amigo”.
El principal obstáculo a su reelección sería, paradójicamente, su propio país. El gobierno de Etiopía reaccionó con ira a sus declaraciones sobre la situación humanitaria en Tigré (norte), región de la cual es oriundo devastada por la guerra.
Etiopía solicitó la apertura de una investigación contra Tedros por “prevaricación”.
“Es cierto que se expresó con fuerza, pero lo que dijo condice con hechos que todos los directores de agencias humanitarias constataron”, dijo a la AFP una fuente diplomática occidental, que rechazó las acusaciones.
“El gobierno etíope ha intentado desde un principio evitar que el doctor Tedros sea reconducido como director general de la OMS. Empezaron tratando de bloquear un acuerdo en la Unión Africana (UA) negándose a que el continente presentara su candidatura”, añadió la fuente.
Ésta cuenta con el apoyo de 28 Estados miembros de la OMS, entre los cuales varios países de la Unión Europea (UE), y de algunos países africanos, como Kenia y Ruanda