Ucrania afirmó este domingo que cuenta con “pruebas” de la implicación de Rusia en un ciberataque contra varias webs gubernamentales que tuvo lugar en esta semana, en medio de tensiones en aumento entre Kiev y Moscú.
Este ciberataque fue perpetrado en la madrugada del viernes y tuvo como objetivo sitios en internet de varios ministerios ucranianos, que estuvieron inaccesibles durante varias horas.
Hasta el día de hoy, todas las pruebas señalan que Rusia está detrás del ciberataque”, acusó el ministerio de Transformación digital ucraniano en un comunicado.
Este sabotaje “es la manifestación de la guerra híbrida que Rusia mantiene en Ucrania desde 2014”, aseveró el organismo oficial, refiriéndose al año de la anexión por parte del Kremlin de la península de Crimea, que provocó el conflicto en la región este entre las fuerzas de Kiev y los separatistas prorrusos, apoyados por Moscú.
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Su objetivo “no solamente es el de intimidar a la sociedad”, sino además “desestabilizar la situación en Ucrania (…) minando la confianza de los ucranianos en cuanto a su poder”, con “falsas informaciones sobre la vulnerabilidad de las infraestructuras informáticas del Estado” y respecto “a la (posible) fuga de datos personales de los ucranianos”, de acuerdo al ministerio citado.
El ciberataque se registró en medio del aumento de las tensiones entre Rusia y Ucrania, en tanto Kiev y sus aliados occidentales acusan a Moscú de desplegar tropas en su frontera para preparar un ataque.
“Inventar un pretexto”
Los expertos creen que una eventual invasión estaría precedida por actos de sabotaje informático, con el objetivo de desorganizar a las autoridades ucranianas.
Las conversaciones mantenidas en el correr de esta semana entre Rusia y Occidente no lograron apaciguar estas tensiones.
Inclusive, Estados Unidos acusó el viernes a Rusia de haber introducido agentes en Ucrania para perpetrar operaciones de “sabotaje” con la finalidad de inventar un “pretexto” para invadirla, algo que Moscú rechazó.
Rusia niega todo plan de agresión a Ucrania, pero exige “garantías” para su seguridad, comenzando con un compromiso de la OTAN de no aceptar a Kiev en tanto miembro.