Recordamos al teórico de la política Norberto Bobbio fallecido hace 18 años y a quien tuve el honor de frecuentar mientras llevaba a cabo mis estudios de doctorado. Destacadamente, el profesor turinés siempre mantuvo un diálogo ininterrumpido con las más importantes experiencias políticas e intelectuales de la segunda mitad del siglo XX, dedicando una parte considerable de su extensa obra al estudio de las relaciones entre política y cultura y a la definición del rol de los intelectuales en las democracias modernas. En el debate sobre lo que la democracia es en términos reales o empíricos y lo que la democracia debería ser desde una perspectiva ideal o de valores, el filósofo plantea la necesidad de la presencia del “intelectual mediador” como una síntesis superior de las dos figuras clásicas del “intelectual revolucionario” y del “intelectual puro”.
A través de la duda y del diálogo se presenta como un firme defensor de las libertades democráticas, de la no violencia y de la tolerancia. Su legado comprende la investigación de los problemas más recurrentes en la historia de las instituciones y las doctrinas políticas. Incluso, existe un “modelo bobbiano de la política” que consiste en la recurrencia a los pensadores clásicos y en donde no existe una disputa entre antiguos y modernos, sino más bien una continuidad de las teorías-modelo de la política desde Aristóteles y Platón, hasta Hobbes, Locke, Kant, Hegel y Max Weber, pasando desde luego, por Maquiavelo, Montesquieu y Rousseau. Norberto Bobbio, fue un pensador antidogmático por excelencia y puede ser considerado un filósofo militante contra los prejuicios de cualquier tipo. Identificó los valores que caracterizan la moderna convivencia civil estableciendo las premisas para la evaluación ética de la política que requiere la democracia en momentos de crisis.
El filósofo del derecho y de la política también realizó contribuciones a la idea de un socialismo democrático. En su juventud fue un antifascista e ideólogo de la organización opositora a Benito Mussolini, el Partido de Acción, donde planteó la necesidad de superar la contraposición existente entre liberalismo y socialismo. Afirmaba que el proyecto socialdemócrata enfatiza las políticas del bienestar social, mientras que el proyecto liberalsocialista postula una férrea tutela sobre los principios de la libertad. Bobbio sostiene que o el socialismo será liberal o no será, porque donde existe democracia no hay socialismo y viceversa donde hay socialismo no hay democracia. Consideraba que la democracia sin socialismo y el socialismo sin democracia son una democracia y un socialismo imperfectos. El desafío –sostenía- es concebir un liberalismo que permita eliminar las desigualdades entre las personas. Para el filósofo el liberalsocialismo como proyecto político de la modernidad representa una conjunción entre los derechos de libertad y los valores de la justicia en un esquema democrático.
Actualmente, nos encontramos huérfanos de ideas y no existen explicaciones válidas sobre el rumbo que nuestras sociedades podrían tomar. Todos los modelos y paradigmas políticos a través de los cuales nos explicábamos la realidad circundante se encuentran en crisis. Además, el pensamiento y la reflexión no logran ofrecer respuestas satisfactorias para enfrentar los desafíos de nuestra época. Asistimos al final de la política después de las ilusiones. El desarrollo ya no representa una serie de etapas a través de las cuales una sociedad sale del subdesarrollo, y la modernidad ya no sucede a la tradición. Todo se mezcla, el espacio y el tiempo se comprimen. Sólo existen medios, sin fines. En este escenario, las reflexiones del profesor Norberto Bobbio deben ser atendidas como a una brújula que siempre apunta en la dirección correcta.