La vida en la Tierra no sería posible sin la luz solar. Pero la energía que emana del sol sería demasiado para que la vida en la Tierra prosperara si no fuera por la capa de ozono. Esta capa estratosférica protege al planeta de la parte más dañina de la radiación ultravioleta del sol.
La confirmación científica del agotamiento de la capa de ozono impulsó a la comunidad internacional a establecer un mecanismo de cooperación para tomar medidas para proteger la capa de ozono. Esto se formalizó en el Convenio de Viena para la protección de la capa de ozono que fue aprobado y firmado por 28 países, el 22 de marzo de 1985.
El 16 de septiembre de 1987 se firmó el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono. En conmemoración a este acto, la Asamblea General de la ONU proclama cada 16 de septiembre Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono.
La Firma del Protocolo de Montreal
La aplicación del Protocolo de Montreal ha progresado bien en los países desarrollados y en vías de desarrollo. Todos los calendarios de eliminación en la mayoría de los casos se han respetado, algunos incluso antes de lo previsto. En vista del progreso constante realizado en el marco del Protocolo, ya en 2003, el ex Secretario General Kofi Annan declaró: “Tal vez el acuerdo internacional más exitoso hasta la fecha ha sido el Protocolo de Montreal”. Sus puntos de vista son compartidos ampliamente en la comunidad internacional.
El Protocolo ha sido ajustado y enmendado al paso del tiempo para acelerar los calendarios de eliminación, introducir otros tipos de medidas de control y agregar nuevas sustancias controladas a la lista.
México fue de los primeros países en ratificar el Protocolo de Montreal, el 31 de marzo de 1988 y en poco más de 30 años ha demostrado su liderazgo en la protección de la capa de ozono.
Asimismo, en el marco de la 73 Asamblea General de las Naciones Unidas, México presentó la ratificación de la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, que tiene como objetivo controlar y reducir el consumo y producción de hidrofluorocarbonos (HFC), potentes gases de efecto invernadero.
En septiembre de 2005, México cerró su producción de clorofluorocarbonos (CFCs), utilizados en refrigeradores, aires acondicionados, aerosoles y en la producción de espumas de poliuretano, las cuales son sustancias que dañan la capa superior de ozono.
Durante los últimos 30 años, México ha implementado más de 120 proyectos demostrativos, de capacitación, asistencia técnica y de inversión, que han permitido eliminar en un 99% el consumo de las sustancias agotadoras de la capa de ozono usadas en el país: los clorofluorocarbonos (CFC), el bromuro de metilo, el tetracloruro de carbono, los halones y el metilcloroformo. De esta forma, México cumplió puntualmente sus compromisos ante el Protocolo de Montreal, sustituyendo estas sustancias con alternativas ambientalmente limpias, con viabilidad técnica y económica, transfiriendo tecnología y equipamiento de punta, y generando empleos especializados y mejor remunerados.
Las últimas sustancias agotadoras de ozono que México consume son los hidroclorofluorocarbonos (HCFC), gases principalmente empleados en la industria de refrigeración y el aire acondicionado, así como en espumas de poliuretano y en aerosoles. Su consumo en el país se ha reducido muy significativamente.
Por otro lado, se han iniciado acciones para sustituir el uso de los hidrofluorocarbonos (HFC), otros gases refrigerantes que, si bien no dañan la capa de ozono, cuentan con un alto potencial de calentamiento global, lo que propició el establecimiento de la enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal, vigente en México desde el 2019.
México enfoca sus esfuerzos en su implementación temprana, desarrollando proyectos de reconversión industrial y cooperación técnica para reducir el consumo de los HFC y contribuir, tanto al cumplimiento del Protocolo de Montreal, como a las metas del Acuerdo de París.
En el marco del proyecto “Una eliminación sostenible y respetuosa con el clima de las sustancias agotadoras de la capa de ozono” (SPODS por sus siglas en inglés), se desarrolló el “Manual sobre el manejo seguro de hidrocarburos en la refrigeración y aire acondicionado” que contiene los conocimientos que deben aplicar los técnicos en refrigeración y aire acondicionado para el manejo seguro y aplicación de dichos refrigerantes, asimismo, se capacitó a más de 60 docentes en este tema.
En el marco de esta conmemoración, es importante reconocer las investigaciones científicas realizadas por el mexicano Mario Molina, quien, a mediados de los años setenta, descubrió junto con los investigadores Frank Sherwood Rowland y Paul Crutzen, que la liberación de ciertos gases industriales —los CFC—causaba el adelgazamiento de la capa de ozono estratosférica que protege a la Tierra de los rayos ultravioleta del sol.
Su trabajo no solamente fue reconocido con el Premio Nobel de Química 1995, sino que significó una base sólida para una acción internacional concertada hacia el logro de beneficios comunes a la humanidad.
Se estima que el ozono se ha recuperado en una tasa del 1-3%desde el año 2000 y, a la velocidad actual, el hemisferio norte y el ozono en latitudes medias están programados para sanarse completamente en la década de 2030, seguido por el hemisferio sur en la década de 2050 y en las regiones polares para el 2060.