Dos de los principales problemas ambientales del planeta, el cambio climático y la contaminación del aire siempre han ido de la mano pero, ¿Cuál es su relación?. Como punto de partida es importante distinguirlos bien para conocer qué vínculos tienen, en qué se diferencian y qué posibles soluciones comparten.
En primer lugar, la contaminación del aire es la presencia en el aire de sustancias o partículas que implican riesgo, daño o molestia para el ser humano, la flora o la fauna. La principal fuente de contaminación atmosférica son los gases ozono troposférico (O3), óxidos de azufre (SO2 y SO₃), óxidos de nitrógeno (NO y NO2), benzopireno (BaP) y las partículas en suspensión (PM).
Por su parte, el cambio climático es la variación global del clima de la Tierra debido a causas naturales y también a la acción del hombre. Tiene consecuencias múltiples y de impacto global derivadas principalmente de los cambios en los patrones climáticos, el aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos más extremos. El cambio climático no supone únicamente un fenómeno ambiental, porque sus impactos negativos tienen consecuencias sociales y económicas.
Estos gases se derivan principalmente de las emisiones provocadas por la quema de combustibles fósiles (incluidas las emisiones generadas por el transporte), los procesos industriales, la quema de bosques, el empleo de aerosoles y la radiación.
Ambos problemas parten de un mismo escenario principal: el actual modelo energético. Tanto el cambio climático como la contaminación del aire se ven potenciados por la quema de combustibles.
El incremento de la emisión de CO2 provoca el calentamiento global que deriva en el cambio climático, mientras que la generación de otros contaminantes como los óxidos de nitrógeno (NO y NO₂), los óxidos de azufre (SO₂ y SO₃) o las partículas en suspensión, es la principal responsable de que el aire esté contaminado.
Otra característica que comparten ambos fenómenos es su grave impacto en la sociedad. El cambio climático provoca sequías, inundaciones, deforestación, desplazamiento y desaparición de especies animales y vegetales… que dan lugar a hambrunas y enfermedades.
La contaminación atmosférica causa seis millones de muertos cada año en todo el mundo y provoca un cuarto de los cánceres de pulmón, ataques al corazón e infartos cerebrales, significando el 0,3 del PIB mundial en gastos sanitarios, además de la reducción de la eficiencia laboral.
La contaminación atmosférica y el cambio climático van a empeorar
Los impactos anteriormente comentados se darán cada vez con más fuerza, lo que significa que si no se cambia ya el modelo energético, los efectos serán más devastadores, tanto para el planeta como para la salud de las personas: el CO2 es acumulativo y puede durar al menos cien años en la atmósfera; el nivel global de contaminación atmosférica, por su parte, podría multiplicarse por cinco en el transcurro del próximo medio siglo si no se le pone remedio.
La última y esperanzadora similitud entre el cambio climático y la contaminación del aire es que ambos comparten una solución común: la implantación de un modelo energético más sostenible.
La eficiencia energética, la implementación de energías renovables, el uso de vehículos eléctricos, un menor consumo de recursos, la aplicación de las medidas alcanzadas en el Acuerdo de París… servirán finalmente para reducir las emisiones contaminantes que elevan la temperatura del planeta y que convierten la atmósfera en un entorno con polución.