La lucha por el poder al interior de los gabinetes presidenciales constituye una condición natural dentro de cualquier estructura política debido a los intereses diversos que los liderazgos que interactúan en el mismo representan, aun siendo partícipes de un proyecto político general. Sin embargo, las diferencias que existen son conciliadas internamente cuando mantienen efectivamente un interés superior y existe la disciplina e identidad necesaria para acatar reglas comunes de interacción y lealtad al Presidente de la República.
Las recientes declaraciones de Victor Toledo, titular de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), demuestra, de nueva cuenta, que la denominada cuarta transformación es un recurso retórico para denominar a un proyecto político unipersonal sin un programa de gobierno ni estrategias sectoriales para resolver los grandes problemas nacionales, dejando en evidencia que la sumisión pública de los Secretarios de Estado al Presidente de la República, la cobran con la autonomía relativa que éste les tolera en el ejercicio de sus respectivas funciones para promover los intereses particulares de sus grupos de apoyo. Las cofradías de negocios alrededor de los principales miembros del gabinete se expanden y fortalecen ante la displicencia del titular del Ejecutivo Federal.
La ingenuidad política de Víctor Toledo no le permitió ver esta realidad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador a pesar de la constancia pública del hecho, así como el medir con objetividad que la dependencia a su cargo tiene asignado el triste papel de legitimación de una política regresiva en términos ambientales, como lo demuestran los proyectos insignia emprendidos por esta administración. De tal forma que un académico respetado y activista de causas ambientales cayó como anillo al dedo para distraer del regreso al uso de combustibles fósiles en busca de restituir los arcaicos monopolios de PEMEX y CFE, avalando con su silencio el embate ilegal dirigido a las empresas generadoras de energías limpias, mismo papel que le fue asignado en la legitimación del ecocidio que significa la construcción del tren maya y su posterior operación que derramará los desechos de millones de litros de combustibles fósiles a lo largo de las selvas del sureste del país. El compromiso de que dicha obra operaría con energía eléctrica se olvidó tan rápido como los otros compromisos de campaña
El arrepentido Secretario, en un singular acto de contrición, descubre ante terceros lo que es ya una verdad de perogrullo; que la 4T es un slogan, que el presidente no tiene la menor preocupación por el medio ambiente, que Secretarios de Estado priorizan sus intereses personales y sus círculos de negocios, que los pobres son una prioridad únicamente electoral y discursiva, etc., etc., y uno se preguntaría: ¿Qué hace ahí, señor Secretario?
Las luchas intestinas y el desorden que se agudiza en el ámbito de la actual administración y en el partido MORENA, lamentablemente significan costos en el bienestar del pueblo de México. Los miles de muertos que ha cobrado la ineptitud de las políticas públicas en el ámbito sanitario y de seguridad pública han marcado ya la gestión. La estulticia política de MORENA en el Congreso de la Union degrada aún más la política y a las instituciones democráticas construidas a lo largo de muchas generaciones, fomentando el rechazo ciudadano a las mismas y construyendo concienzudamente las condiciones de respaldo social por este desencanto en la democracia, para la concentración del poder en un Estado autoritario.
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