La Revolución Cultural en China fue un movimiento político, social y cultural que se desarrolla de 1966 a 1976, año en el que muere Mao Xedong. La Revolución marca el regreso de Mao a una posición de poder después del fracaso de su Gran Salto Adelante (1959-1961), que mata, según diversas fuentes, a 30 millones de personas en lo que se conoce como la gran hambruna.
Mao, para implementar el proyecto, cuenta con el apoyo de la Banda de los Cuatro dirigida por su compañera, la actriz Jiang Qing. En mayo de 1966, cuando arranca la Revolución Cultural, Mao argumenta que elementos burgueses se han infiltrado en el gobierno y en la sociedad, con el propósito de restaurar el capitalismo. Era necesario deshacerse de estos enemigos de la Revolución y de China.
El movimiento se extiende a los jóvenes, al Ejército, a los trabajadores y al interior del Partido Comunista. Se forman las Guardias Rojas. Viene la purga masiva de altos funcionarios del gobierno y del partido. El culto a la personalidad de Mao crece en forma desorbitada. En 1969, éste declara que la Revolución Cultural había terminado, pero continúa hasta su muerte.
A partir de la segunda mitad de 1966, los Guardias Rojos, organizados en comités revolucionarios con presencia en todo el país imponen su ley y castigan a quienes acusan de derechistas. Los incidentes y desórdenes generalizados se extienden por el territorio. A Mao el control se le escapa de las manos y en 1967 ordena al Ejército intervenir, para restaurar el orden. Las actividades de los Guardias Rojos continúan, sin embargo, hasta 1968.
Durante la Revolución, decenas de millones de personas son perseguidas y cientos de miles asesinadas. La persecución se concentró entre las mujeres y los hombres de la intelectualidad, la ciencia y la cultura. Pensar se convirtió en un delito. Millones de personas sufrieron todo tipo de abusos que incluyó la humillación pública, el encarcelamiento, la tortura, los trabajos forzados y la muerte. La Revolución paralizó la economía del país y frenó el desarrollo.
El retorno de Mao a la primera línea del poder se produjo mediante una gran campaña ideológica, a través de los medios controlados por él, y en castigar a quienes no apoyaban sus ideas y proyecto de país, que implicaba la vuelta al pasado. La Revolución condenó al ostracismo a la mayor parte de dirigentes del partido y a los intelectuales, quienes, acusados de derechistas y contrarrevolucionarios, desaparecieron de la vida pública durante los años del movimiento.
En 1976, tras la muerte de Mao, los reformistas marginados de todo lugar por la Revolución se hacen del poder y arrestan a la Banda de los Cuatro. El nuevo grupo, a la cabeza de Deng Xiaoping, empiezan a desmantelar el aparato político e ideológico de la Revolución Cultural e inicia el histórico programa de reforma y apertura, que continúa hasta el día de hoy. Ahora China es un país que influye de manera decidida en la comunidad internacional.
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