Es el caso que el partido en el poder de la autonombrada cuarta transformación el día 18 de febrero del año en curso presentó una iniciativa para reformar la Ley Orgánica de la Universidad Nacional Autónoma de México, máxima casa de estudios de México dónde el mismo presidente López Obrador se formó, y que hoy en día es una de las mejores Universidades del mundo.
La UNAM cuenta con una matrícula de 356,530 alumnos de acuerdo con cifras oficiales de la UNAM 2018-2019; y contó para el año 2019 con un jugoso presupuesto de 44,942 millones de pesos, es decir unos 2,247 millones de dólares que equivale a más o menos el 10% del Producto Interior Bruto del Estado de Tamaulipas por poner un ejemplo, y para dimensionar lo que significa no solo en términos académicos, sino también en términos financieros la máxima casa de estudios de México.
El diputado Miguel Angel Jáuregui Montes de Oca del grupo parlamentario del Movimiento de Regeneración Nacional ha propuesto que se modifique la Ley en el sentido de “democratizar” la forma de elección de su Rector, Directores de Facultades e Institutos de Investigación.
La citada Ley data del año de 1945 y no ha tenido reformas desde entonces, de hecho, es su misma longevidad la que sirve como justificación en la exposición de motivos para la propuesta de reforma.
La Junta de Gobierno es el órgano que fue creado en 1945 y que se integra por quince distinguidos miembros de la comunidad académica elegidos por el Consejo Universitario o por la propia Junta. Entre sus facultades está la de nombrar al Rector y a los directores de las facultades, escuelas e institutos, así como designar a los miembros del Patronato Universitario.
La propuesta de reforma busca justamente acabar con esta forma de elección indirecta de los Directivos y Rector de la UNAM, para abrir la elección de estos, a través de voto universal, para que sea la propiedad comunidad universitaria -académicos, alumnos y trabajadores- la que los elijan.
¿Traerá más democracia a la UNAM una propuesta de esta naturaleza de verdad?
Resulta al menos curioso, que esta propuesta sea presentada cuando hay paros parciales en algunos centros adscritos a la UNAM por la vía de una “huelga” por motivo de la inacción de algunos de sus directivos contra el acoso sexual, la igualdad de género y la violencia contra la mujer.
La intención de las viejas prácticas de querer controlarlo todo, incluida la UNAM puede ser el principio de la desestabilización de la Universidad para finalmente terminar de darle un tiro gracia. Un elefante blanco y con pies de barro.
¿La UNAM en vía de destrucción?
Suena exagerada mi pregunta, pero también resulta preocupante que los cambios que se están proponiendo, unos para agradar al presidente, otros para extender los tentáculos del poder, resulten no solo contraproducentes, sino contrarios al espíritu de la democracia real, a la pluralidad de nuestra sociedad, a la autonomía universitaria, esta última conquistada por algunos “mártires” de la lucha histórica de la democracia mexicana.
¡Viva la Discrepancia!
Javier Barros Sierra con motivo del movimiento de 1968 en México
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
Correo: cgonblanc@aim.com