Inicia el año y continúa la transformación o la destrucción de la obsolescencia del sistema, como lo llamo yo.
En un balance del año en una nueva administración, vimos un inicio lleno de poder y esperanza para una sociedad hambrienta de justicia y sobretodo de un despertar de la estructura en todos sus escalones.
México, un cuerno de la abundancia, un espacio mega diverso, multicultural y potencia natural, hoy se encuentra aún más desesperanzado que al principio, porque ahora se empieza a ver que ni el dinero ni las promesas alcanzan, por más buena voluntad que exista.
Transformar verdaderamente a México, requiere de la caída de las formas que conocíamos y que ya no nos sirven, así la creación de una nueva Carta Magna que nos rija conforme a la evolución de consciencia global que se empezó a desembocar ya hace varios años; leyes más conscientes, humanismo.
Ahora toca desquebrajar aún más a la sociedad y dar justicia a quienes la merecen, y con ello no hablo sólo de las clases bajas, sino también de la clase media, que es quien hace que giren los engranes de la gran máquina del país, para generar más energía verde; dinero.
Existe una atmósfera de inseguridad no sólo en cuanto a violencia, sino también en cuanto a economía, inestabilidad del mercado, fuga de flujos al exterior y también de talentos. La gente está muy desequilibrada en general, en cuanto a qué decisiones tomar para un futuro a corto y mediano plazo.
Por mi parte estoy firme en que la situación va a mejorar en aras de vivir en dos sexenios más, la primera reconstrucción y unificación de México, una vez que se termine con todo lo que planteaba al principio. Diría que más que esperanza, estoy segura de que nuestro país está encendiendo los motores de arranque para tener un mayor despertar en once años aproximadamente, cuando creo entonces que incluso podremos tener una jefa de estado por primera vez.
Lo que está sucediendo es parte de la evolución natural de la humanidad, hacía un nivel de consciencia superior, una consciencia planetaria. Siempre han habido a lo largo de la historia líderes a quienes les ha tocado las mieles del poder y otros tanto que han tenido que llegar al poder para buscar cambios que trasciendan a través de los tiempos, este es el caso de Andrés Manuel.
Siempre lo he dicho desde los pasados comicios, independientemente que apoyo el proyecto el presidente, no coincido con las formas de hacer política, ni en la manera de implementarla en lo público, pero al final todo es perfecto y desgraciadamente la humanidad es dual y debemos probar la oscuridad para valorar la luz; deconstruir y reconstruir a cada instante. Así que lejos de asustarnos, es momento de empedrar nuestra mexicanidad y empezar a elevar a la par la frecuencia energética de nuestro México, para con ello empezar a ver cambios reales, que no se queden estancados en el discurso. Empieza y termina en nosotros.
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