Representantes de 35 Estados miembros y asociados de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) participaron en el trigésimo cuarto período de sesiones del Comité Plenario del organismo regional, durante el cual revisaron el programa de trabajo de la institución y analizaron las perspectivas del desarrollo sostenible en la región en un escenario de incertidumbre y desaceleración económica.
La reunión, celebrada en la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Nueva York, fue inaugurada por Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, y Ana Silvia Rodríguez Abascal, Representante Permanente Alterna de Cuba ante las Naciones Unidas, país que ejerce la Presidencia pro témpore del Comité Plenario.
“Hoy el desafío de América Latina y el Caribe es poder alcanzar el desarrollo sostenible cerrando brechas económicas, sociales y ambientales en un contexto complejo”, planteó Bárcena ante los embajadores de la región. “El proceso de desaceleración económica continúa con tasas negativas para el promedio de la región y para América del Sur. En el primer trimestre de 2019, la actividad económica en América Latina se contrajo un 0,1% con respecto a igual período de 2018”, apuntó la alta funcionaria.
El menor crecimiento, dijo, ha estancado los avances en materia de pobreza y distribución del ingreso, lo que se suma al impacto de fenómenos globales como el cambio climático, al que América Latina, y especialmente el Caribe, es especialmente vulnerable, recordó.
Entre 1990 y 2017 se registraron 408 desastres en el Caribe: 90,4% se originó por fenómenos hidroclimáticos, como inundaciones, tormentas y ciclones tropicales, indicó Bárcena.
“El cambio climático nos demanda actuar hoy”, remarcó la Secretaria Ejecutiva, quien compartió con los representantes de la región los avances de dos coaliciones temáticas lideradas por la CEPAL para enfrentar este y otros temas acuciantes como la migración.
La primera es la estrategia “El Caribe Primero”, uno de cuyos objetivos es operacionalizar la iniciativa de canje de deuda por adaptación al cambio climático, además de ofrecer apoyo para el desarrollo de capacidades estadísticas y para la prevención y evaluación de desastres en la subregión.
La segunda es el Plan de desarrollo integral para el norte de Centroamérica y México, que pretende crear un espacio económico y social entre los 8 Estados del sur-sureste de México y El Salvador, Guatemala y Honduras, basado en cuatro pilares estratégicos seleccionados por los países: desarrollo económico; bienestar social; sostenibilidad ambiental y adaptación al cambio climático; y gestión integral del ciclo migratorio.
Durante el encuentro, Bárcena reiteró que “el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe se encuentra en un punto crítico”, por lo que “urge reorientar el desarrollo hacia un gran impulso ambiental como articulador de políticas, sectores y actores”. “Es tiempo de invertir en proyectos que reduzcan las emisiones de carbono”, insistió.
En la reunión, la Representante Permanente Alterna de Cuba ante la ONU, Ana Silvia Rodríguez Abascal, informó sobre los preparativos de la Cuarta Reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, que tendrá lugar en abril de 2020 en La Habana. Lo mismo hizo Rodrigo Carazo, Representante Permanente de Costa Rica ante la ONU, respecto del trigésimo octavo período de sesiones de la CEPAL, que se celebrará en San José del 25 al 29 de mayo del mismo año. Ambos embajadores invitaron a las delegaciones a participar activamente en dichas citas regionales.
También durante la sesión del Comité Plenario el Secretario Ejecutivo Adjunto para Administración y Análisis de Programas de la CEPAL, Raúl García-Buchaca, presentó el informe de actividades de la Comisión correspondiente al año 2018, así como el proyecto de programa de trabajo del sistema de la CEPAL para 2021.
Los representantes congregados en Nueva York subrayaron los amplios resultados alcanzados por la CEPAL en las distintas áreas de trabajo, destacando su enfoque en los resultados y su capacidad de respuesta a las necesidades de la región. Además de aprobar el plan de trabajo de la Comisión para 2021, resaltaron el hecho de que este se alinee y adapte a los nuevos requerimientos derivados de la Agenda 2030 y sus objetivos y metas, así como de los planes de acción e instrumentos internacionalmente acordados.