El pasado 27 de septiembre el historiador Enrique Krauze (1947) recordó algunos episodios de la historia reciente del país de los cuales fue testigo, durante su intervención en el Fórum Diálogos por la Democracia que se realizó en la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH), en la capital del Estado.
En 1986, ante el fraude que el gobierno de la República realizó en Chihuahua contra del candidato panista a la gubernatura Francisco Barrio (1950), claro ganador de la contienda, un grupo de 20 intelectuales, escritores y artistas firmaron una carta dirigida al presidente donde denunciaban los hechos.
La carta llamó la atención y fue publicada en periódicos de Estados Unidos e Inglaterra. El entonces secretario de Gobernación, Manuel Bartlett (1936), citó a los firmantes en el restaurante La Calesa en la calle de Londres en la Ciudad de México.
A la comida asistieron, entre otros, Carlos Monsiváis (1938-2010), José Luis Cuevas (1934-2017) y el mismo Krauze. Bartlett les dijo que el gobierno, bajo ninguna circunstancia, iba a reconocer el triunfo del panista. Los asistentes argumentaron que el fraude era más que evidente.
El secretario no cuestionó el fraude y les dijo, esa fue su respuesta, que el gobierno nunca entregaría el poder a los empresarios, a la iglesia y a los Estados Unidos. Argumentó a favor, sin llamarle así, del “fraude patriótico”.
Bartlett no solo era el emisario del presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) sino el operador directo, en su condición de secretario de Gobernación, del fraude y de imponer al priista Fernando Baeza (1942), el candidato perdedor, como gobernador de Chihuahua (1986-1992).
Aquí en Chihuahua, afirma el historiador, quien cerró la puerta a la transición democrática fue Bartlett. En 1986 estaban dadas todas las condiciones, para que ésta tuviera lugar. De eso no hay ninguna duda. Ahí están los datos que lo muestran.
En ese año toda la sociedad chihuahuense, sin importar posiciones ideológicas, se había unido en torno a la posibilidad de cambiar al gobierno autoritario y dar inicio al camino de la democracia, por la vía electoral.
Tienen que pasar tres años, para que en 1989 y ante la evidente victoria del panista Ernesto Ruffo (1952) en Baja California (1989-1995), el presidente Carlos Salinas (1988-1994) decida respetar la decisión de los electores y no hacer fraude.
En las elecciones de 1997, en la presidencia de Ernesto Zedillo (1994-2000), el PRI pierde por primera vez la mayoría calificada en la Cámara de Diputados y en 2000, después de ochenta años, la presidencia de la República con la victoria del panista Vicente Fox (2000-2006).
Algunos estudiosos de la política sitúan el año de 1997 y otros el de 2000 como el inicio de la democracia en México. La democracia mexicana es muy joven y solo tiene entre 19 y 22 años. Y es apenas desde 1997, como lo dice Cuauhtémoc Cárdenas, que en el país se cuentan los votos.
Twitter: @RubenAguilar