A pesar de que los liderazgos de la sociedad civil a nivel global demandan leyes que protejan nuestro planeta, no estamos siendo escuchados. Los funcionarios de alto mando siguen preocupados por generar más papel verde (dinero), a costa de lo realmente verde (servicios ambientales).
Como joven, estoy cansada de que otras generaciones se estén acabando lo poco que nos queda y que no les interesen las generaciones venideras, ni la herencia ambiental que nos puedan dejar; por lo visto ni siquiera respirar.
En la forma de gobierno actual, las leyes que protejan el medio ambiente, brillan por su ausencia y ¡no sólo eso! Además se abanderan proyectos que por el contrario, generan mayor impacto ambiental, entre los que destaco, el ¨Tren Maya¨, uno de los principales proyectos de infraestructura del gobierno de Andrés Manuel López Obrador , el cual, a pesar de que tendrá una reducción presupuestal del 51% (2 mil 468 millones de pesos) para el 2020, dejará un importante impacto ambiental.
Si ya estamos en esas, se debería de considerar invertir el ahorro en proyectos ambientales que mitiguen un poco el impacto de los suyos y que se sumen a los esfuerzos que otros países están llevando a cabo para conservar el planeta.
La política energética adoptada por el presidente contraviene de manera radical la lucha en contra del cambio climático y los compromisos del Acuerdo de París, que él mismo ha ratificado.
Entre las cinco decisiones de la política de AMLO, se encuentran el plan nacional de refinación (destacando ¨Tres Bocas¨ (foco rojísimo desde el sexenio pasado), la reactivación del sistema de plantas termoeléctricas y la reducción de recursos asignados para mitigación y adaptación de los efectos del cambio climático en 36 por ciento respecto al año pasado.
El medio ambiente, sigue resultando un tema poco relevante para México. Celebro iniciativas aprobadas como ¨CDMX sin plásticos, ¡pero no es suficiente! Centrar el medio ambiente en la agenda política es imperativo, hay cambios que hoy ya no se pueden revertir.
Es inconcebible llevar a cabo una actividad económica, por importante que sea, afectando el medio ambiente, contaminando el agua y dañando el territorio. Bajo la concepción de una conciencia planetaria, México debe adoptar medidas drásticas, hasta el máximo de los recursos disponibles para progresar en la plena efectividad de los derechos humanos. Esta es una responsabilidad global que va mucho más allá de políticas exteriores, porque el planeta en un sentido esencial no tiene fronteras. #SomosUno.
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