El día 23 de julio del año en curso, Gilda Margarita Austin, madre y presunta cómplice de su hijo Emilio Lozoya, exdirector de PEMEX en el sexenio de Peña Nieto, fue detenida en Alemania por petición del gobierno mexicano. Esta detención se encuentra en el marco de una investigación por los delitos de operaciones con recursos de procedencia ilícita, cohecho y asociación delictuosa (lavado de dinero)
Pero la madre de Lozoya no será la única implicada en este caso, también se encuentran personas de su primer círculo como su esposa y su hermana. Además, por supuesto de la orden de aprehensión en contra del mismo Emilio Lozoya.
Altos Hornos de México será la conexión y el horno que fundiría en apariencia la solidez y la reputación política del nombrado.
Como la mayoría de los lectores sabrá, Odebrecht, la empresa brasileña que se dedicó a corromper prácticamente en toda américa latina, al parecer no dejó de pasar por México para hacer negocios, y todo indica que su conexión fue con Emilio Lozoya, persona de confianza del entonces candidato Enrique Peña Nieto y posteriormente director de PEMEX.
El día de hoy, 24 de julio, mientras escribo estas líneas las cuentas bancarias del líder del sindicato de los Petroleros, Romero Deschamps, fuero congeladas por orden la de Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda.
El presidente López Obrador tiene como bandera más poderosa la lucha contra la corrupción ya lo he señalado en otras entregas de “Razón en Blanco” y justamente quiere ganar esa legitimidad de algunos que lo creen pan con lo mismo, es decir el priismo de los años setenta. Y va que vuela para repetir las mismas formas del corporativismo, una reedición de la historia.
Los últimos 3 presidentes priistas justamente han actuado de una manera muy similar al momento de perseguir delitos de alto impacto mediático con relación a la corrupción, enlisto: Joaquín Hernández Galicia “La Quina” detenido y procesado en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari; Raúl Salinas de Gortari detenido y procesado en el sexenio de Ernesto Zedillo; Elba Esther Gordillo detenida y procesada en el sexenio de Enrique Peña Nieto… ¿Emilio Lozoya, Romero Deschamps, ¿en el sexenio de López Obrador? El tiempo lo dirá.
Sin duda, en un país que se caracteriza por la impunidad, estas son buenas noticias amén de lo que suceda con los procesos, y que estos terminen en procesados y sentenciados, para que, en caso de ser culpables paguen por sus delitos, de lo contrario, terminará todo en un espectáculo político para simular el Estado de Derecho como es común en México.
Nadie en su sano juicio puede estar en contra de la lucha contra la corrupción, y hay que aplaudir estas acciones, pero no serán suficientes sin que como lo digo anteriormente, no haya nadie en prisión.
El mensaje es simbólico y poderoso para la lucha contra la corrupción. Todos estamos a favor de su lucha. Espero que estas acciones no sean sólo para la búsqueda de la legitimidad que ya de por si tiene el presidente López Obrador sino de verdad terminen en procesos justos y que sirvan como ejemplo para que México y su gente entienda que las instituciones sirven para mantener el orden y el progreso.
El respeto a la Ley y su aplicación, así como una verdadera impartición de justicia, además del respeto por las instituciones sociales del día a día son la clave para que una sociedad alcance el bienestar y el desarrollo.
Esperemos que esto sea una realidad con la nueva administración, pero también es importante señalar que esto es una cuestión TODOS y mientras no respetemos las instituciones, ni los Lozoya ni los Deschamps en prisión, transformarán a México.
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
Abogado internacionalista y catedrático universitario.
Correo: cgonblanc@aim.com