Desde sus orígenes, la humanidad siempre ha intervenido en el medio ambiente con sus actividades; usando, alterando, transformando, manipulando y destruyendo los ecosistemas, los hábitats, la flora, la fauna, el suelo, el agua y el aire. La gran mayoría de los ecosistemas tienen una gran resistencia a las alteraciones y tienden a recuperarse, sin embargo, los efectos generados por las actividades antrópicas irresponsables hacen imposible que los ecosistemas se recuperen en el corto, mediano y largo plazo, quedando alterados de forma irreversible.
Diversos especialistas coinciden en que el cambio en las condiciones ambientales afectará globalmente la salud humana, al igual que la cantidad y calidad de los alimentos, poniendo en grave riesgo la seguridad alimentaria a nivel mundial.
El hombre, con su desarrollo económico, industrial y tecnológico da origen a múltiples problemas ambientales, y de los cuales no se cuenta con estrategias de mitigación, ya que los efectos son atribuibles a otras causas, como ejemplo encontramos al cambio climático y el calentamiento global –desconocidos por presidentes y gobiernos-, problemáticas que producen desequilibrios ecológicos importantes, y que afectan la calidad de vida y estabilidad del planeta tierra.
Las afectaciones al medio ambiente alteran de diversas maneras a los países, ya que cada país presenta condiciones específicas, por ejemplo; localización geográfica, organización territorial, nivel de desarrollo, políticas de protección y conservación, aplicación de la leyes ambientales, corrupción, tipos de aprovechamiento de los recursos naturales, educación, cultura y sobre todo, la cognición de sus habitantes. Desgraciadamente, México es uno de los países que sufre en mayor medida las consecuencias a estas problemáticas.
El equilibrio ecológico es la estabilidad y relación armónica entre el hombre, biodiversidad y medio ambiente. Es decir, lograr que el hombre conviva en paz con todos los elementos del medio ambiente, tanto para su continuidad –supervivencia-, como la de la diversidad de especies de flora y fauna que habitan en la tierra. Parte importante de este equilibrio, es mantener la cadena alimenticia de todas las especies para una adecuada estabilidad ecológica, sin ella, se garantiza el fracaso evolutivo de cualquier especie.
En los últimos años, el hombre con sus actividades, ha aumentado la concentración de gases de efecto invernadero (GEI), causando un incremento de las temperaturas superficiales globales, y ese aumento de temperatura va a suponer alteraciones en el comportamiento de los climas. Los expertos han hecho varias predicciones de lo que ocurrirá con el clima dentro de unos años, y la verdad es que todos los puntos resultan inquietantes.
Se estima que más de la mitad de los glaciares se derretirán, por lo que el nivel del mar aumentará, lo que provocará que muchas zonas costeras desaparezcan. Muchas tierras de cultivo podrían desaparecer al volverse más cálidas, dando paso a la desertificación. Las precipitaciones pluviales aumentarán entre un 5 y 15%, dependiendo de la región, lo que puede suponer un grave problema para todas aquellas ciudades que sufren problemas de “encharcamientos” o inundaciones atípicas, además de la carencia y capacidad de drenaje, problemas de crecimiento urbano irregular, así como las ciudades que no cuentan con programas de ordenamiento territorial, urbano y ecológico.
Es momento de lograr la estabilidad del planeta, de acuerdo al Centro de Resiliencia de la Universidad de Estocolmo, cuatro de los nueve límites para la estabilidad del planeta se han sobrepasado, estos son: el cambio en el uso del suelo, la alteración de los ciclos biogeoquímicos, el cambio climático y la pérdida de la diversidad biológica, lo que coloca a todos los seres vivos de la tierra en zona de riesgo.
Es importante recalcar, que tanto el clima, como la biodiversidad son considerados básicos, por lo que sus alteraciones llevarían a la Tierra a un nuevo estadio. Vulnerar los límites aumentara el riesgo de que las actividades humanas conduzcan al medio ambiente a estados menos hospitalarios, como lo serían la desaparición de la capa de ozono y la “acidificación” de los océanos, de acuerdo a las nuevas evaluaciones la concentración actual de CO2 en la atmósfera es de alrededor de 399 partes por millón (ppm), y la cifra óptima debe ser de 350ppm.
Si se rebasa ese nivel o se mantiene constante, se corre el riesgo de que la temperatura global del planeta aumente 1.5 grados, lo que pondría a la biodiversidad en grave riesgo, elevando su tasa de extinción.
Los seres humanos no hemos valorado la biodiversidad que existen en nuestro planeta, nos hemos encargado de destruirla y sobre explotarla, y como resultado, su extinción, poniendo en riesgo la estabilidad de la vida humana. Nuestros esfuerzos vanos de desarrollo sostenible han sido insuficientes, sólo han sido intentos para aminorar los impactos ambientales.
Es por ello, que toda la humanidad está llamada a detener las causas que provocan los problemas ambientales, y buscar alternativas sostenibles que permitan lograr la estabilidad con la naturaleza, no hay un camino de retorno, de no actuar ya, estamos a un solo paso de nuestro fracaso como especie equívocamente llamada “evolucionada” en la Tierra.