Científicos investigan posible megatsunami en el Pacífico; olas podrían alcanzar los 300 metros

Un grupo internacional de científicos ha emitido una advertencia que ha encendido las alarmas en la comunidad científica y en gobiernos de diversas naciones del Pacífico: la posibilidad de un megatsunami con olas de hasta 300 metros de altura. De materializarse, este fenómeno natural tendría consecuencias catastróficas para múltiples ciudades costeras, provocando daños incalculables tanto humanos como económicos.

La advertencia surge a partir de nuevas investigaciones geológicas centradas en zonas altamente inestables de la Cuenca del Pacífico, particularmente en áreas como la Falla de las Aleutianas, frente a las costas de Alaska, y en regiones volcánicas como la isla de La Palma, en el archipiélago canario. De acuerdo con los especialistas, una erupción volcánica de gran magnitud, o el colapso súbito de una placa tectónica, podría generar el desplazamiento masivo de agua suficiente para formar un megatsunami.

Un evento poco común, pero potencialmente devastador

Aunque este tipo de eventos son extremadamente raros, su impacto es desproporcionado. Para ponerlo en perspectiva, el tsunami de 2011 en Japón, que causó más de 15 mil muertes y daños valorados en más de 235 mil millones de dólares, produjo olas de entre 10 y 40 metros. Un megatsunami de 300 metros —casi la altura de la Torre Eiffel— podría arrasar completamente con comunidades enteras, infraestructura crítica y sectores industriales ubicados cerca del litoral.

Los expertos señalan que ciudades como San Francisco, Honolulu, Valparaíso, Vancouver y Tokio estarían dentro de las zonas de mayor riesgo, dependiendo del punto exacto de origen del evento. Además, países con costas en el Pacífico, incluido México, deben contemplar este escenario dentro de sus planes de prevención y protección civil.

Recomendaciones y monitoreo constante

El Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico, con sede en Hawái, mantiene una vigilancia constante sobre la actividad sísmica y volcánica en la región. Aunque recalcan que no hay evidencia de un evento inminente, subrayan la importancia de fortalecer las redes de monitoreo, actualizar los protocolos de evacuación y educar a la población sobre cómo actuar ante una emergencia de este tipo.

La ciencia aún no puede predecir con exactitud cuándo ocurrirá un megatsunami, pero sí puede señalar las zonas de mayor vulnerabilidad y reducir significativamente el impacto si se actúa con anticipación. La advertencia, más que generar pánico, busca crear conciencia y motivar la acción preventiva desde los gobiernos hasta las comunidades locales.