Plan México y T-MEC. Vías del tren para la prosperidad compartida

Por: Salomón Rosas

Todos sabemos la gran importancia que tiene nuestra relación comercial con Norteamérica y particularmente con Estados Unidos de América pero poco hablamos de los detalles que la nutren y/o de las particularidades de esta interdependencia económica tan fuerte que se tiene con nuestro vecino del norte y que mucho se expresan en los contenidos del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), cuya última versión -es bueno recordarlo- fue promovida, nada más y nada menos, que por el mismísimo Donald Trump y fue él quien firmó el nuevo tratado comercial el 29 de enero de 2020 -también es bueno recordarlo- que sustituyó al NAFTA o TLCAN, instrumento firmado por los tres países hace casi 33 años (en diciembre de 1992) y que entró en vigor el 1 de enero de 1994 . En el mismo sentido, mucho hemos escuchado de la orientación estratégica que el gobierno de la Presidenta Claudia Sheinbaum tiene y que ha plasmado en sus trazos generales en el Plan México pero poco se ha analizado sobre la integralidad de dicho planteamiento que orienta las políticas públicas del segundo piso de la cuarta transformación. Es tal la relevancia de ambos instrumentos, del Plan México y del T-MEC, que bien podemos catalogarlos como los rieles sobre los que avanza el tren nacional llamado México. Sobre las vías del T-MEC y del Plan México se construyen las posibilidades de un futuro mejor tanto para nuestro país como para toda la región de América del Norte. Esos dos rieles que son el T-MEC y el Plan México soportan el peso de toda la relación comercial que hoy se está renovando, renegociando, readecuando, redefiniendo y/o refrendando en muchos de sus aspectos por lo que conviene tener claros los ejes centrales con el propósito de aprovechar ambos instrumentos lo más que podamos.

Marcelo Ebrard Casaubon, Secretario de Economía, definió al Plan México como la “hoja de ruta” sobre la cual se guía el rumbo nacional, y tiene razón. Empecemos pues por puntualizar los contenidos del Plan México para clarificar hacia dónde nos movemos y el rumbo que llevamos. El Plan México es un plan de largo plazo que promueve la relocalización de empresas; tiene dentro de sus objetivos elevar el contenido nacional y regional sustituyendo importaciones (15% en el sexenio y que el 50% de las compras públicas sean de producción nacional) y promoviendo la marca “Hecho en México”; los sectores de manufactura y servicios son su enfoque central y van dirigidos a la creación de empleos y que éstos sean empleos bien pagados, con buenos salarios (1.5 millones de empleos adicionales). Asimismo, y de manera práctica y concreta, el Plan México se propone “promover polos de desarrollo y de bienestar a partir de las vocaciones regionales”, es decir, consolidando y potenciando lo ya existente, nada de “andar inventando el hilo negro” (la Presidenta Claudia Sheinbaum ha publicó en el Diario Oficial de la Federación el 22 de mayo pasado tanto el Decreto como los Lineamientos que dan vida a los polos de desarrollo y están en proceso de arranque); ampliar el acceso a la educación media y superior ligada al plan de desarrollo nacional fortaleciendo el desarrollo científico, tecnológico y la innovación; de manera destacada hay que acentuar que el Plan México se plantea como Misión el “impulso a la integración del continente” americano (es decir, el reforzamiento del T-MEC como instrumento para el intercambio comercial que permita hacer de Norteamérica la región más dinámica y próspera del mundo).

El T-MEC por su parte está conformado por 34 capítulos donde se establecen las actualizaciones con el objeto de modernizar algunas cuestiones y ajustarlas a las nuevas situaciones económicas y a los contextos sociales de los tres países involucrados. En el mismo sentido se revisaron las reglas de origen para hacerlas más estrictas en sectores clave con el objetivo de fomentar una mayor integración de las cadenas de suministro regional y garantizar que los productos califiquen para los beneficios comerciales del acuerdo; los temas laborales con un enfoque que procura condiciones de trabajo justas y la eliminación de trabajo forzado con el objetivo de elevar los estándares laborales de la región de Norteamérica y también para establecer los mecanismos que permiten abordar las violaciones a los derechos laborales; el acceso a mercados habilitando las negociaciones y acuerdos para las nuevas disposiciones para ofrecer a las empresas de los tres países un acceso preferencial a los mercados de los demás, manteniendo la reducción o eliminación de aranceles y barreras no arancelarias en varios sectores. Es de tal relevancia el T-MEC que, por ejemplo, en la importantísima industria automotriz se establece que el 75% de las partes de los vehículos debe ser fabricado en uno de los tres países para estar libre de la tarifa dentro de América del Norte, además, el 40% debe estar fabricado por trabajadores que ganen más de 16 dólares la hora y el 79% del acero y aluminio usado en la fabricación deben provenir de Norteamérica. Otro tema toral es el de la propiedad industrial en donde con el T-MEC se eliminaron los 10 años de exclusividad establecidos para la producción de medicamentos, permitiendo la pronta entrada de medicamentos genéricos con precios más accesibles.

La estrategia es seguir con persistencia el rumbo trazado por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en el Plan México (“Hoja de Ruta” bautizado por Marcelo Ebrard Casaubon) y mirar al horizonte con una buena negociación del T-MEC para que el tren de los mexicanos llegue a una estación de ferrocarril en la que el objetivo final de lograr la prosperidad compartida sea una realidad.


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