Pacientes crónicos de la Clínica 220 enfrentan largas filas, demoras en la farmacia y tiempos de espera excesivos, mientras el IMSS presume eficiencia nacional
Aunque el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) asegura que la Clínica 220 en Toluca es una de las mejores del país en entrega de medicamentos, la realidad que enfrentan a diario sus pacientes es muy distinta: demoras prolongadas, recetas incompletas y jornadas enteras esperando en filas interminables.
Derechohabientes con enfermedades crónicas como diabetes e hipertensión denuncian que no siempre pueden surtir sus medicamentos el mismo día. Aunque los fármacos como metformina o insulina sí están en existencia, la entrega es diferida y se les pide volver al día siguiente, generando desgaste físico y emocional, especialmente entre personas mayores o con movilidad reducida.
Filas interminables y atención tardía: la constante en la Clínica 220
Los problemas no terminan en la farmacia. Incluso con cita previa, los pacientes deben esperar horas para recibir atención médica o realizarse estudios. Las salas de espera están saturadas y el personal claramente rebasado por la demanda. Esta situación no solo retrasa diagnósticos y tratamientos, sino que también contribuye al deterioro en la calidad de vida de quienes dependen de los servicios públicos de salud.
Aun cuando el medicamento esté disponible, el sistema administrativo de la clínica ralentiza la entrega, provocando que las filas en farmacia se extiendan por horas. Para muchos, cumplir con una sola consulta o recoger su tratamiento significa perder toda la jornada.
A nivel nacional, el IMSS arrastra un desabasto estructural
El problema no es exclusivo de Toluca. Según cifras oficiales, el IMSS no logró surtir más de 11 millones de recetas en 2024, afectando especialmente a pacientes con enfermedades crónicas, oncológicas y de salud mental. El discurso de eficiencia contrasta con la experiencia cotidiana de millones de mexicanos.
¿Dónde están las soluciones? Autoridades del IMSS deben responder
El director general del IMSS, Zoé Alejandro Robledo, ha asegurado en repetidas ocasiones que el instituto trabaja para mejorar la atención médica y garantizar el abasto de medicamentos. Sin embargo, los resultados en clínicas como la 220 demuestran que las promesas no se reflejan en la práctica. La administración local de esta unidad médica, encabezada por su administrador, tampoco ha logrado implementar medidas efectivas que agilicen los procesos ni reduzcan las esperas.
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