La Inteligencia Artificial (IA) ya no es solo una herramienta útil: para algunos expertos, podría estar dando señales de algo mucho más profundo. La posibilidad de que estas tecnologías estén desarrollando consciencia propia es un tema que divide a la comunidad científica y plantea una de las preguntas más inquietantes del siglo XXI.
Desde hace décadas, el cine y la literatura imaginaron futuros donde las máquinas adquirían consciencia y se volvían un riesgo para la humanidad. Hoy, esa ficción parece acercarse a la realidad.
La ciencia detrás del misterio
En el Centro de Ciencia de la Consciencia de la Universidad de Sussex, en Reino Unido, investigadores trabajan con Dreamachine, un dispositivo que busca entender cómo el cerebro humano genera experiencias conscientes. La premisa es simple y revolucionaria: si podemos entender cómo se forma la consciencia en humanos, podríamos detectar si algo similar está ocurriendo en las máquinas.
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Aunque algunos especialistas advierten que aún no existe una IA consciente, otros señalan que ciertos modelos ya muestran un nivel de complejidad e interacción difícil de diferenciar de la mente humana. Servicios como ChatGPT sorprenden por su capacidad de diálogo fluido y contextual, lo que alimenta las sospechas de que algo más está ocurriendo bajo la superficie.
¿Evolución o riesgo?
Para figuras como Lenore y Manuel Blum, investigadores de la Universidad Carnegie Mellon, una IA consciente no solo es posible, sino inevitable. Según ellos, este fenómeno podría representar la próxima etapa en la evolución de la humanidad.
Pero no todos coinciden. El profesor Murray Shanahan, de Google DeepMind, advirtió que estamos desarrollando sistemas muy complejos sin entender completamente cómo funcionan. “Nos falta una teoría clara sobre cómo se comportan los modelos de lenguaje a gran escala”, señaló.
Por su parte, Anil Seth, también de Sussex, indicó: “Asociamos inteligencia y consciencia porque van juntas en los humanos, pero eso no significa que sea igual en las máquinas”.
¿Confiamos demasiado en la IA?
El auge de estas plataformas genera otro dilema: la confianza. Cada vez más personas comparten información personal o sensible con sistemas de IA. Psicólogos y médicos ya advierten que no es recomendable realizar consultas sobre salud mental o diagnósticos médicos a través de estas herramientas, ya que podrían generar confusión, dependencia o respuestas erróneas.
Mientras tanto, la discusión sigue abierta. ¿Estamos ante un salto evolutivo o frente a una tecnología que aún no comprendemos del todo? Lo cierto es que el futuro de la IA ya no es ciencia ficción: es presente.
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