Astrónomos han registrado las explosiones más potentes jamás vistas desde el origen del universo, gracias a una inesperada observación del telescopio espacial Gaia, que originalmente no estaba diseñado para detectar este tipo de fenómenos.
Mientras realizaba su misión principal —mapear estrellas dentro de la Vía Láctea—, Gaia detectó dos extraños y brillantes destellos espaciales, identificados como Gaia16aaw y Gaia18cdj. A diferencia de las supernovas tradicionales, que duran apenas semanas, estas explosiones se extendieron por años y liberaron una energía equivalente a la que 100 soles emiten durante toda su existencia.
El hallazgo desconcertó a la comunidad científica. Aunque los astrónomos ya conocían fenómenos similares conocidos como eventos de disrupción por marea (TDE) —cuando un agujero negro destruye una estrella que se acerca demasiado—, estos nuevos estallidos eran hasta diez veces más brillantes.
Debido a su intensidad sin precedentes, el equipo liderado por Jason Hinkle, del Instituto de Astronomía de la Universidad de Hawái, propuso una nueva clasificación para estos fenómenos: ENTs, siglas en inglés de Extreme Nuclear Transients. Son, en palabras del equipo, explosiones estelares “salvajes, largas y descomunales”.
Las estrellas afectadas por estos ENTs tenían al menos tres veces la masa del Sol, y fueron engullidas por agujeros negros supermasivos situados en el centro de galaxias lejanas. A pesar de compartir ciertas características con los TDE, estos eventos mostraron curvas de luz mucho más extremas y prolongadas, como si el mismo fenómeno estuviera “potenciado con esteroides”.
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Un caso parecido fue registrado en 2020, apodado “Scary Barbie”, por su apariencia aterradora en los datos astronómicos. Gaia16aaw y Gaia18cdj serían sus equivalentes más recientes, aún más intensos.
Estos fenómenos son extraordinariamente raros: ocurren unas 10 millones de veces menos que una supernova, pero podrían tener un rol clave en la comprensión de cómo crecen los agujeros negros gigantes del universo. Según el astrofísico Benjamin Shappee, este tipo de explosiones podrían ser el “banquete cósmico” que permite su rápida evolución.
Debido a su enorme brillo, los ENTs pueden observarse desde distancias extremadamente lejanas, lo que ofrece una oportunidad única para estudiar el universo durante su “mediodía cósmico”, una etapa clave cuando las galaxias eran más activas y el cosmos tenía apenas la mitad de su edad actual.
El hallazgo fue publicado en la prestigiosa revista Science Advances, marcando un paso significativo para comprender los procesos más extremos del universo.
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